Al parecer su propia familia adoptiva, de origen goajiro, que la había criado desde hace 14 años, la entregó a dos hombres. CICPC investiga
Una adolescente fue hallada muerta a cuchilladas entre los matorrales, cerca de los rieles del tren de Pequiven-Riecito, del sector Quilombo de Sanare, parroquia Tucacas del municipio José Laurencio Silva, en el estado Falcón, este lunes 12 de diciembre.
Quienes observaron el cadáver afirman que la joven presentaba signos de tortura, además de heridas con arma blanca, muchas de las cuales le desfiguraron el rostro y cuello, reseñó el portal de noticias Cactus.
La víctima respondía al nombre de K. Barrios y las circunstancias que rodean su trágica muerte son materia de investigación por parte del cuerpo detectivesco del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas de Tucacas.
Dos hipótesis se manejan en la muerte de la joven, una es que habría salido de fiesta el sábado y habría desaparecido; y otra, una que cobra más fuerza, es que supuestamente su propia familia la habría entregado a sus captores para interrogarla por un presunto robo.
Según testigos, la adolescente fue llevada en medio de un llanto desesperado, de su residencia, ubicada en Las Malvinas, un sector pobre adyacente a la estación de servicio Paraguaná, en Sanare Bajo, carretera nacional Morón-Coro, el día sábado 10 de diciembre cerca de las 11 de la mañana.
Al parecer su propia familia adoptiva, de origen goajiro, que la había criado desde hace 14 años, la entregó a dos hombres, luego de verse en el dilema de ¿o es ella o somos nosotros?, una decisión fugaz. Uno de ellos habría dicho: «Si ella es el problema, llévensela y que se acabe el rollo de una vez».
Detrás de la joven, dicen que iban dos hombres, uno de los cuales salió de la cárcel hace tres meses, en la que estuvo como reo de homicidio. Testigos escucharon a uno de los hombres alardear que le darían muerte.
Nadie en la comunidad hizo algo por la adolescente, ni siquiera los padres adoptivos, que tampoco buscaron informar a los funcionarios policiales de la alcabala de Sanare.
Tal indiferencia pareciera confirmar que realmente sean guajiros los padres adoptivos, una etnia de la cual es sabido se rigen en parte por el derecho consuetudinario o costumbre jurídica, normas sin escrituras ni códigos, de tipo tradicional con valor cultural compartidas de manera oral y aplicadas dentro de este grupo social.
Con información de La Nación.