El expresidente de Bolivia Evo Morales y una parte del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) celebraron este domingo el aniversario del primer triunfo electoral del exmandatario con advertencias a autoridades y militantes «traidores».
Miles de personas se reunieron en el estadio de la localidad de Sacaba, en la región central de Cochabamba, para celebrar el «Día de la Revolución Democrática y Cultural» que recuerda la victoria de Morales (2006-2019) en las elecciones generales del 18 de diciembre de 2005 en Bolivia.
En el evento participaron algunos dirigentes sindicales del llamado Pacto de Unidad que agrupa a los sindicatos afines al oficialismo, exautoridades del Gobierno de Morales y parlamentarios del «ala evista», como los medios locales han bautizado a la facción oficialista cercana al exmandatario, entre otros.
Los grandes ausentes fueron el presidente del país, Luis Arce, y el vicepresidente, David Choquehuanca, cuyo Gobierno lamentó más temprano que se haya hecho «una serie de acusaciones infundadas» que «dividen» al partido y no ayudan a tener un «escenario favorable» para una celebración conjunta.
Precisamente varias de las acusaciones negadas por el Gobierno de Arce fueron reiteradas por Morales en su discurso, en el que cuestionó a los militantes del MAS que hablan de un «ala radical» oficialista.
«Hay que decir de frente, somos radicales y así nacimos, los que no son radicales son conservadores, son vendepatrias, están con el enemigo», advirtió.
CRÍTICAS Y ADVERTENCIAS
También cuestionó a quienes piden «renovación» en el partido porque eso implica dejar fuera a los más experimentados y ratificó sus críticas a funcionarios gubernamentales a quienes acusó de exigir que se retiren las banderas del MAS en los eventos a los que asiste Luis Arce.
«Tienen que entender, todos somos de azul, no hay otro color para liberar a Bolivia, si otros son de otro color (…) están traicionando a nuestro movimiento político», sostuvo y agregó que tampoco se permitirá que las autoridades elegidas bajo la sigla del MAS «se vayan a otros partidos».
Morales ratificó sus críticas a algunas autoridades que, según dijo, no son militantes del MAS y pidió que no se «derechizen» los programas gubernamentales.
Otra exigencia del exgobernante fue sacar de la función estatal a quienes trabajaron durante la gestión transitoria de Jeanine Áñez y que haya justicia por la crisis de 2019 que para Morales y el oficialismo fue un golpe de Estado en su contra.
Ante la gente que pedía «Evo de nuevo», aludiendo a su eventual candidatura en las elecciones generales de 2025, Morales incidió en que es momento de «cuidar» al MAS y que las postulaciones se verán un año antes de los comicios.
Los dirigentes que le antecedieron dieron encendidos discursos para criticar a los «traidores» y advertirles que les estarán vigilando.
La líder campesina Flora Aguilar demandó que haya agradecimiento y «respeto» por Evo Morales y sostuvo que quien no le respete «es un traidor» que está «ayudando a la derecha».
«Por eso decimos como militantes leales siempre, traidores nunca», agregó.
Las controversias internas en el MAS se ahondaron a partir de la promulgación de una ley sobre el censo de población que puso fin a un conflicto en Santa Cruz, la mayor región boliviana, norma que fue calificada de «error histórico» por Morales, quien también hace críticas constantes a algunos ministros de Arce.
También hubo peleas internas por las nuevas directivas en el Parlamento, en el que los «evistas» perdieron algunos espacios de poder.
Con información de Agencia EFE