Miles de partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro que se niegan a aceptar su derrota electoral tomaron por asalto el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio Presidencial el domingo, apenas una semana después de que el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el cargo.
Los manifestantes sortearon las barricadas de seguridad, treparon a los techos, rompieron ventanas e invadieron los tres recintos, los cuales se conectan por la gran Plaza de los Tres Poderes en la capital Brasilia. Algunos piden la intervención militar para reinstaurar a Bolsonaro en el poder o para destronar a Lula.
En una conferencia de prensa desde el estado de Sao Paulo, Lula dijo que Bolsonaro había alentado el levantamiento de quienes calificó de “fanáticos fascistas”, y leyó un decreto recién firmado para que el gobierno federal asuma el control de la seguridad en el Distrito Federal.
“No hay precedente para lo que hicieron, y estas personas deben ser castigadas”, manifestó Lula.
Imágenes del canal de televisión Globo News mostraban a los manifestantes vistiendo los colores verde y amarillo de la bandera nacional, que también han llegado a simbolizar el movimiento conservador de la nación, y que fueron adoptados por los partidarios de Bolsonaro.
El expresidente se ha enfrentado repetidamente con los jueces del Supremo Tribunal Federal, y la sala donde sesionan fue destrozada por los alborotadores. Rociaron mangueras contra incendios dentro del edificio del Congreso y saquearon las oficinas del palacio presidencial. Había ventanas rotas en todos los edificios.
Bolsonaro, que voló a Florida antes de la investidura de Lula, no ha hecho comentarios sobre los acontecimientos del domingo.
Con información de la AP