Migrantes de países de Centro y Suramérica, quienes desde finales de diciembre pasado improvisaron un campamento a las orillas del río Coatán, ubicado entre Guatemala y México, denunciaron este miércoles que se encuentran temerosos debido al aumento de inseguridad y constantes robos que han sufrido en el lugar en los últimos días.
El improvisado campamento, que ha ido creciendo en las últimas semanas, se ubica en los márgenes del río que está en la cuenca transfronteriza entre el departamento de San Marcos en Guatemala y la ciudad mexicana de Tapachula, estado de Chiapas.
La llegada de los migrantes venezolanos, colombianos, haitianos y de países centroamericanos ha aumentado al igual que las casas de campaña, que han colocado a unos metros del río, al tiempo que han ocupado una calle cercana al cauce donde también han improvisado servicios como los fogones al aire libre para cocinar su comida.
Un migrante venezolano, Jorge Esteban, quien salió de su país con 1.000 dólares y logró llegar hasta Tapachula vive en la incertidumbre de obtener documentos para poder seguir avanzando en su recorrido a la frontera norte de México, colindante con Estados Unidos.
«Llegamos a Tapachula pero no hemos tenido donde permanecer, nos enteramos por los mismos migrantes que existe este lugar donde está el río que nos ayuda a mitigar el calor y tener los servicios que no tenemos en la plaza, donde el calor es intenso», expuso en entrevista con EFE.
Mientas que su compatriota Geiser Carrillo dijo que el campamento se mantiene porque «hay personas que no cuentan con dinero para seguir caminando por la ruta del migrante, porque la mayoría de las personas ya no tienen plata para comer».
Relató que han ido al mercado para «pedir los restos de verduras, fruta, o pollo, los limpiamos y los cocinamos en un fogón improvisado; vivimos con lo que hay y nadie quiere estar así, lo que pedimos es que nos dejen circular para no estar en estas condiciones inhumanas».
La mujer venezolana señaló que se mantienen con miedo «porque en cerca del lugar rondan personas ajenas que deambulan con machetes y pueden irrumpir en las casas de campaña».
El río también es utilizado por grupos de migrantes que llegan a a la ciudad y que aprovechan sus aguas para asearse y refrescarse del intenso calor de la zona costera de Chiapas.
Mujeres, niños y hombres se mantienen debajo de las sombras de los árboles, mientras otros aprovechan para lavar su ropa.
Este miércoles, la Iglesia católica pidió al Gobierno mexicano que agilice los permisos para los miles de migrantes que están varados en la frontera sur de México, desde donde buscan llegar a Estados Unidos.
Martín Moreno, párroco de la parroquia de San Agustín en Tapachula, declaró a los medios que la Iglesia católica ve en los migrantes «mucho sufrimiento» de personas que no puedan comer ni dormir, además de la incertidumbre y marginación que experimentan.
La región vive un flujo migratorio récord con 2,76 millones de indocumentados detenidos en la frontera de Estados Unidos con México en el año fiscal 2022.
Asimismo, en 2022, según datos de la Comar, México recibió 118.478 peticiones de migrantes que solicitaron asilo, la segunda cifra más alta tras la de 2021 con 131.448 casos.
Con información de EFE