Fuerzas policiales de Panamá y Colombia, con el apoyo de Estados Unidos, llevarán a cabo una campaña en la selva del Darién, la frontera natural entre ambos países, para detener el cruce irregular de migrantes, informó este viernes una funcionaria de la Casa Blanca.
Las acciones forman parte de un plan anunciado el martes en la capital Panameña por los tres Gobiernos, que tiene como uno de sus objetivos contrarrestar el “tráfico humano” en esa región que han atravesado más de 100.000 migrantes este año en su travesía hacia Estados Unidos.
Aunque no se han dado muchos detalles sobre qué medidas tomarán los Gobiernos para lograr su cometido, la asistente especial del presidente Joe Biden, Katie Tobin, aseguró este viernes que la labor será un “esfuerzo policial” liderado por los Gobiernos de Colombia y Panamá.
“EE.UU. dará apoyo (…) incluyendo planeamiento, logística, transporte e intercambio de información e inteligencia, y movilizaremos los recursos de personal que ya tenemos en el terreno en ambos países”, señaló Tobin en una llamada con reporteros.
La funcionaria añadió que, junto con el apoyo al esfuerzo policial en el Darién, EE.UU. también buscará cómo expandir las “vías legales” de migración y aumentar el “apoyo humanitario” a Panamá y Colombia.
Expertos consultados por EFE expresaron preocupación sobre el impacto que esta campaña policial pueda tener en la zona.
“Me preocupa que esfuerzos por atacar los traficantes también lleven a que se persiga a los migrantes, quienes podrían verse obligados a volver a situaciones más inseguras de las que han dejado” en sus países de origen, señaló Yael Schacher, directora para América de la organización Refugees Interanational.
En esto coincide Adam Isaacson, director para Veeduría de Defensa en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), quien considera que una estrategia policial que no esté centrada en ir tras los grupos criminales, podría agravar los problemas.
“Si el objetivo es acorralar y detener a miles de migrantes (…) los migrantes seguirán llegando, solo que cambiarán de nuevo de rutas, quizás adentrándose más en la selva”, dijo el experto.
El Darién es la entrada a Centroamérica desde el sur del continente americano y sirve de paso para miles de migrantes de países de todo el mundo que viajan por tierra hacia EE.UU.
Este año, la crisis migratoria en la región se ha agudizado: en lo que va de 2023, más de 100.000 personas han cruzado la selva, una cifra histórica y que fue calificada como “incremento preocupante” por la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
Estas nuevas medidas se enmarcan en una serie de acciones que el Gobierno de Biden prepara ante un posible aumento de la migración hacia EE.UU. cuando se levante el polémico Título 42, una normativa que permite las devoluciones en caliente en la frontera, el próximo 11 de mayo.
Entre ellas está la implementación de una nueva regla que impedirá que quienes crucen la frontera de manera ilegal o no soliciten protección en otros países por los que hayan transitado antes se acojan a esta protección en EE.UU.
El Título 42, implementado por el gobierno del expresidente republicano Donald Trump (2017-2021), ha sido mantenido y expandido por la Administración actual para permitir la expulsión a México de migrantes de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua.
Desde que entró en vigor en 2020, la normativa ha permitido más de 2,5 millones de expulsiones de migrantes, según datos del International Rescue Committee.
Con información dde EFE