El cine africano no es el más numeroso en Cannes pero en esta 76 edición hay dos películas a competición que demuestran su variedad de miradas y la solidez de sus propuestas: «Les filles d’Olfa», de la tunecina Kaouther Ben Hania, y «Banel e Adama», de la franco senegalesa Ramata-Toulaye Sy.
Dos directoras con estilos muy opuestos y en momentos muy diferentes de sus carreras. Ópera prima la «gran historia de amor» de Sy, como ella la definió hoy en una rueda de prensa, y el quinto largometraje de Ben Hania, que hace un complejo ejercicio de estilo para contar una terrible historia real de radicalismo islámico.
Una mezcla de ficción y realidad para contar la historia de una madre y sus cuatro hijas, las dos mayores captadas por el Estado Islámico y encarceladas en Libia, y las dos pequeñas, completamente alejadas de ese tema.
La Olfa Hamrouni real se mezcla con la actriz que le da vida en la ficción, Hend Sabri, al igual que ocurre entre las intérpretes que dan vida a las dos hijas desaparecidas y las dos pequeñas que son ellas mismas y aportan sus recuerdos.
«Tenía un personaje real así que era la vida real la que necesitaba cuestionar en su memoria y sus vivencias, lo que no podía hacer yo sola con Olfa, necesitaba una doble de ficción», explicó la directora en rueda de prensa.
A través de los recuerdos de Olfa y de sus conversaciones con las actrices y con sus hijas se va descubriendo lo que ocurrió en un pasado que ha marcado su vida para siempre.
Con información de EFE