Miguel Alfonzo: La universidad debe establecer, cooperar y colaborar con las políticas de Estado

Redimensionar la Universidad Central de Venezuela será una de las primeras acciones que ejecutará Miguel Alfonzo de ser electo como rector de la principal casa de estudios superiores del país. Este proceso iniciaría con el restablecimiento de las relaciones con el Estado, para luego trabajar en garantizar que el estudiante se forme con una visión de país, y mejorar la parte laboral de los trabajadores ante la actual crisis económica que a su juicio, se agudiza por las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Alfonzo es biólogo de profesión. Con más de 30 años de experiencia como profesor universitario, aspira llegar al rectorado de la UCV luego de un consenso del grupo de izquierda. Este investigador, con un doctorado en Inmunología en el Instituto Pasteur de París, asegura que la universidad se convirtió en un partido político y que la desidia provocó la caída de todos los procesos académicos, «con una política de reflejar el país como un Estado fallido».

Aunque reconoce que hubo una disminución de la matrícula estudiantil y que existe un problema económico-salarial de los profesores, trabajadores y obreros, señala que fue un error de la universidad desconocer los Poderes Públicos y estar bajo «lineamientos de un partido o de varios».

«Es una institución, tiene una responsabilidad social. Debe establecer, cooperar y colaborar con las políticas de Estado para solucionar los problemas del país. Tenemos que restablecer las relaciones con las comunidades, con el sector productivo, privado y público. Tenemos que lograr un espacio o un ambiente de paz. Aquí hay miedo en muchos ambientes. Para el que piensa diferente hay persecución. Yo soy miembro del Consejo Universitario y fui testigo de expulsiones de estudiantes por pensar diferente. Trataron de expulsar a profesores… Esto no puede seguir siendo una anarquía o unos lineamientos de un partido o de varios, o de acuerdo con los intereses particulares de unos bolsillos».

Alfonzo egresó en 1988 de la Universidad Central de Venezuela. En 1989, con 24 años de edad, entró como profesor en la Escuela de Medicina y de Nutrición. Además, fue investigador durante 5 años en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Al regresar de París, creó un laboratorio dedicado a estudiar casos de VIH en niños y adultos.

Desde hace 14 años, el investigador forma parte del Consejo Universitario de la UCV. Los comicios están previstos para el próximo 26 de mayo y en ellos se elegirán autoridades rectorales, así como los Consejos de Facultad y de Escuela.

—¿Qué lo motivó a postularse como candidato al rectorado de la Universidad Central de Venezuela? 

—La motivación se debe a toda la trayectoria, no solamente a la mía, sino del grupo que me acompaña, los demás candidatos que formamos Juntos por el Patrimonio. Está trayectoria viene de la investigación, de la docencia. Yo estudié aquí en la Facultad de Ciencia. Soy biólogo. A los 24 años de edad entré en la Facultad de Medicina como profesor. Entré en esas funciones que tiene el profesor universitario, docente e investigador. A medida que pasaron los años, fui adquiriendo una experiencia, una visión de la universidad y hoy en día, ante la situación que vive la UCV, que tiene 15 años con una gestión que por la desidia y el abandono logró que se cayesen todos los procesos académicos, no solamente el techo del pasillo, sino los procesos académicos, con una política de reflejar el país con un Estado fallido, que no puede ni siquiera cubrir las necesidades de los derechos a la educación de los jóvenes venezolanos. Ante esas situaciones, se decidió, a través del consenso del grupo de izquierda, que yo fuese el candidato a rector.

—Desde hace más de una década no se realizan elecciones en la UCV. ¿Cuáles son sus expectativas con estás elecciones?

—Que todos los sectores de la comunidad universitaria, que por primera vez van a votar debido a la Ley Orgánica de Educación, ejerzan su derecho al voto consciente. Que su participación sea motivada por la consciencia y la vivencia que han tenido durante estos años, en el plano académico, laboral y estudiantil, que necesitamos grandes cambios. Es la primera universidad del país y ante el abandono que hubo, tenemos que redimensionar esta universidad para que dé respuesta al venezolano y venezolana.

—¿Usted, como profesor de esta casa de estudio por más de 30 años, cuál es la realidad que percibe en este momento ante el deterioro de las instalaciones, los bajos salarios, el éxodo de profesores y estudiantes? 

—La realidad es multidimensional. Hubo una disminución de la matrícula estudiantil, ha sido duro para los estudiantes reincorporarse; hay un problema económico-salarial de los profesores, trabajadores y obreros, lo reconocemos, al igual que el resto del país, y eso también ha influido a la desgana o a la búsqueda de otros ingresos, por lo tanto no puede dedicarse a tiempo completo a la universidad. Eso va afectando, poco a poco, los procesos académicos. Lastimosamente, la UCV entró en una gestión que convirtió la universidad en un partido político y que desconoció al Estado, a las instituciones públicas, a los Poderes Públicos: Judicial, Legislativo, Ejecutivo. Hay hechos históricos durante estos 15 años. Esta universidad le dio la espalda a estos poderes y no los reconoció. Por ejemplo, el Legislativo no reconoció la Ley Orgánica de Educación, por eso tenemos 15 años de esta gestión y 11 años de retraso de elecciones. En el Judicial hubo dos sentencias del TSJ de 2012 y 2019 donde dio la orden a la universidad de sacar un reglamento electoral de acuerdo con la ley. No lo sacaron. Pasaron los años y no hubo elección. No acataron al TSJ. En 2012 hubo una multa al Consejo Universitario por esa decisión de no reconocer ni acatar esa sentencia. Y en el Poder Ejecutivo lo desconoció cuando recibió a Juan Guaidó aquí en el Aula Magna cómo presidente de la República. Ahí estaban presentes las autoridades de la UCV. Todos estos hechos históricos, notorios y comunicacionales, ocurrieron aquí, fuimos testigos de eso, lo que demuestra que había una posición política bien fija y clara. Eso conllevó a lo que nosotros encontramos en la universidad antes de que llegara la pandemia. Con la pandemia fue peor.

—Me habla de que la gestión saliente convirtió la universidad en un partido político. Entonces, ¿cuál debería ser el papel de un rector de la UCV?

—Su primera función es garantizar que el estudiante que entre se forme bien, con una visión de país, con una ética. Garantizar significa hacer ver que los procesos laborales, académicos y administrativos, todo esté orientado a que ese estudiante se forme y se quede en el país. Para que ejerza su conocimiento en pro de mejorar, de solucionar problemas… No podemos seguir formando jóvenes para que se vayan del país. Se forman gratis por el Estado, la Constitución lo garantiza, y después nosotros estamos con déficit en los hospitales. El estudiante de postgrados de Medicina, con déficit de ingenieros, de profesores, de maestros de muchas área de conocimientos, a pesar del esfuerzo que se está haciendo por parte del Estado. Los estudiantes también hacen sus esfuerzos, pero con miras a irse del país porque ‘aquí nada sirve’. Ese mensaje debemos ir sacándolo de sus mentes.

—¿Cómo evitar que las nuevas generaciones de médicos, esos jóvenes que se están preparando, se vayan del país? ¿Qué dicen los estudiantes?

—Los estudiantes de Medicina, lo que he podido escuchar cuando hablan, muchos de ellos quieren irse del país. Aquí hubo una política en 2008-2009-2010, en la escuela Vargas que forma parte de la Facultad de Medicina, yo fui testigo y lo denuncié, que montaron en el auditorio entre junio y julio cuando vienen las graduaciones, una empresa española que captaba los futuros médicos para comprometerlos para ir a España donde les ofrecían todo un paquete, y la universidad, que es una institución del Estado pública, y profesores de esa escuela en ese momento, dejaron que entrara esa empresa privada para captar talento joven. Y en 2011-2012 estaban pidiendo ayuda porque en los posgrados no había médicos recién graduados. Ante esa realidad y ese ejemplo que estoy dando, usted puede imaginarse lo difícil que es para un joven que desde su casa le dicen que este país no sirve, en la escuela primaria y en el liceo le dicen que no sirve y que estudie para irse. Llega a la universidad y los profesores y la comunidad le dicen eso y te lo repiten todos los días, por supuesto que cuando se gradué se va a querer ir si tiene el dinero. Así estén trabajando de camarero o mesonero por allá y después consiguen estudiar, aunque no es fácil, pero algunos lo logran. Perdimos un talento humano, perdimos a un venezolano o una venezolana y para eso tiene que haber una política, no solamente del Estado sino de las universidades. La misma visión que tengan las familias venezolanas. Es como si en nuestra casa sale alguien enfermo con cáncer, y entonces todo el mundo en la familia dice: «No, ya está perdido». Y lo dejen solo. Ese ser querido es Venezuela, es donde nacimos, tuvimos nuestro hijos, nos desarrollamos. Que está muy mal, sí está muy mal. Pero el esfuerzo de nosotros es que vamos a solucionar esto.

—¿Cómo solucionarlo?

—A través del conocimiento. No podemos seguir pensando en que un estudiante diga: «Yo no voy a estudiar más. Prefiero vender un kilo de harina porque eso me da el dinero». No, no puede ser ese el pensamiento. Es muy triste, y no estoy hablando en contra de los buhoneros, sino en el pensamiento que existe. O dicen: «Prefiero estar en Perú o en Colombia», donde ha habido muchos asesinatos de jóvenes. Eso da tristeza, no hay otro sentimiento. Eso hay que acabarlo con políticas claras, en un país bloqueado, donde la economía está muy mal. Entonces, no es fácil la respuesta, pero tiene que nacer de nosotros.

—¿Cómo se encuentra la Facultad de Medicina de la UCV en cuanto a profesores, estudiantes, laboratorios?

—Es difícil. Así como te dije que en la universidad entera ha disminuido la matrícula, el número de profesores y de empleados, en la Facultad de Medicina también ha disminuido la matrícula y el número de profesores. Hay profesores que están atendiendo el doble o triple de estudiantes porque antes eran diez y ahora quedan uno o dos. Entonces, esos profesores que se quedaron tienen más trabajo y es más complicado. Así como en Medicina, las demás facultades no la están pasando bien.

—De ser electo rector de la Universidad Central de Venezuela, ¿cuál sería el plan o lo primero que ejecutaría?

—Hay varias cosas en las que estamos claros qué hay que hacer. Lo primero es redimensionar la universidad con las relaciones del Estado. Eso se tiene que volver a restablecerse. Esta es una institución pública y tiene que romper ese cerco que hubo aquí, desconociendo al Estado. Es una institución, tiene una responsabilidad social. Debe establecer, cooperar y colaborar con las políticas de Estado para solucionar los problemas del país. Tenemos que restablecer las relaciones con las comunidades, con el sector productivo, privado y público. Tenemos que lograr un espacio o un ambiente de paz. Aquí hay miedo en muchos ambientes. Para el que piensa diferente hay persecución. Yo soy miembro del Consejo Universitario y fui testigo de expulsiones de estudiantes por pensar diferente. Trataron de expulsar a profesores.

—¿Usted ha vivido alguna situación de violencia?

—Sí, en la escuela Vargas lo viví. A pesar de que muchos me respetaban en la comunidad universitaria, llegó un momento muy fuerte en los años 2012-2013-2014 porque comenzaron a irrespetarme en el auditorio cuando hubo debates políticos y comenzó toda una atmósfera muy agresiva o el silencio cómplice. Recuerdo cuando el compañero José Manuel Olivares, que fue mi estudiante, convocó en la plaza a los estudiantes, casi 300, para que fueran a buscar a dos profesores chavistas porque escribieron algo en contra de la medicina mercantilista y esos estudiantes subieron por el ascensor, otros por las escaleras, y yo me quedé en la plaza viendo cómo el fascismo estaba floreciendo, pero a una velocidad exponencial. En ese instante me di cuenta de que ese no es un ambiente de la universidad.

—¿Tiene algún plan para mejorar y actualizar la educación universitaria?

—Tenemos el equipo que conforma la plancha, nuestra fórmula rectoral; hemos pensado, hemos reflexionado mejorar en la parte laboral. Dar garantías a ese personal que está todo el día o menos días debido a todo el problema económico, el transporte y el efectivo, de ver cómo garantizar el transporte, la alimentación en el comedor, que está funcionando gracias a la Comisión Presidencial, de ver cómo hacer para aumentar su seguridad social, garantizando un mejor HCM y eso será a través de planes específicos y a través del Estado. Vamos a cambiar los reglamentos de las fundaciones para que esos ingresos propios, que no son tres pullas, sean redistribuidos mejor de acuerdo con la necesidad de la universidad y no que vayan a algunos bolsillos particulares porque eso ha sucedido; que sea transparente el manejo. También estamos pensando, pero es un reto muy grande porque en la humanidad solo hay dos instituciones conservadoras: la iglesia y la universidad. Es muy difícil que se haga un cambio. Aquí en la UCV, para hacer el cambio de un pensum en una escuela pueden pasar 20 años fácil. Entonces, por eso digo que será un gran reto. Ante ello, estamos pensando en ver si hay carreras cortas porque ahorita un muchacho que esté 5-6 años estudiando y en su casa requieren ingresos, una de las salidas es que tenga una carrera corta, de 3 años, un TSU, y después si quiere seguir estudiando se le da la oportunidad. Lo importante es que tenga herramientas y conocimientos para que pueda ingresar al mundo laboral porque aquí todas las carreras son de 5 y 6 años. Ahora con la pre pandemia, pandemia y pospandemia, han durado más, 7-8 años. Es parte de lo que hemos pensado. Además, recuperar los espacios libres, la cultura, el teatro, los juegos, que la comunidad disfrute sábado y domingo. Esto es Patrimonio de la Humanidad, no es el patrimonio de los ucevistas, esa es la diferencia. Hay planes para hacer eso, que sea una universidad más abierta.

—En cuanto a la delincuencia dentro de la UCV, ¿cómo enfrentar esa situación? 

—Aquí, según la ley de universidades, el responsable de la seguridad interna es el rector. Aquí hay una situación de inseguridad muy grave, desde hace años, donde el cuerpo de vigilantes, por problemas internos, por una política de las autoridades, ha logrado que no puedan cumplir sus funciones y eso ha afectado al resto de la comunidad universitaria. Se han encontrado, no todos, pero sí a algunos vigilantes infraganti robando, ha habido complicidad interna en algunos robos en las facultades, laboratorios y eso hay que reorganizarlo y ver cómo hacer que cumplan sus funciones reales, porque para eso se les paga, así sea el sueldo bajo, para cumplir su función que es garantizar la seguridad de la comunidad.

 

 

 

 

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