Mariel Medina, de 33 años, tiene puesta una faja y un sostén postoperatorio. Se recupera de una cirugía estética que pudo pagar en “cómodas cuotas” y que le practicaron hace un mes en una clínica privada de Venezuela.
“De contado es difícil (pagar). Aunque tengas una cantidad de dinero, soltar una cantidad de plata así pues (…) es bastante difícil”, dice Medina a la Voz de América en un consultorio médico en Maracay, al norte del país.
Las facilidades de pago en Venezuela son limitadas. No hay préstamos bancarios y los créditos en las tarjetas son casi nulos. Las grandes transacciones normalmente se hacen de contado.
Pero Medina pudo ir pagado por cuotas de acuerdo a su disponibilidad. Primero “300 dólares”… luego “200, 400, 500”, y así por siete meses hasta completar los 3.200 dólares que le costó la abdominoplastia, un procedimiento para retirar piel y grasa del abdomen, y un retoque mamario que aprovechó para completar el procedimiento deseado.
Ya se había sometido antes a otras dos operaciones estéticas. La primera en 2010 y la segunda en 2017, ambas, en aquellos años, las pudo pagar de contado.
“Claro, Venezuela era otra”, sigue Medina, que es comerciante y madre de dos, uno de 16 y otro de 7 años.
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Con información de La Patilla / VOA