«El número de muertos asciende a 80», informaron la noche del viernes funcionarios del condado de Maui, en las islas Hawái, en una actualización periódica de la situación tras los incendios de esta semana, añadiendo que 1.418 personas fueron evacuadas y llevadas a refugios de emergencia, mientras los residentes empiezan a regresar a sus hogares. La cifra oficial de víctimas mortales, que ayer era de 55, no ha dejado de crecer.
Las críticas por la reacción oficial ante el desastre son cada vez más fuertes, por lo que la fiscal general de Hawái, Anne Lopez, anunció la apertura de una indagación sobre cómo fue manejada la crisis. Los residentes se han quejado de que no hubo advertencias sobre el incendio, que dejó atrapada a la gente en la localidad. Lopez dijo que emprenderá «una revisión exhaustiva de la toma de decisiones críticas y de las políticas en vigor que condujeron, durante y después, a los incendios forestales en las islas de Maui y Hawái esta semana».
Los equipos de búsqueda usan perros para rastrear a las víctimas de lo que el gobernador Josh Green dijo que era «probablemente el desastre natural más grande en la historia del estado de Hawái». «Lo que hemos visto hoy ha sido catastrófico», dijo Green tras recorrer la zona histórica de Lahaina. Los fuegos han devastado más de 800 hectáreas en dos islas del archipiélago y han obligado a evacuar a miles de personas, algunas de las cuales incluso se lanzaron al agua para protegerse de las llamas.
El jueves el presidente estadounidense, Joe Biden, declaró la situación de desastre en Hawái y ordenó el envío de ayuda federal para complementar los esfuerzos de recuperación estatales y locales en las áreas afectadas por unos incendios forestales que comenzaron el martes 8 de agosto.
Se trata del mayor desastre natural en la zona desde el tsunami que en 1960 mató a 61 personas en la localidad de Hilo, si bien todavía queda lejos del tsunami de 1946, que dejó 158 fallecidos antes de que el territorio se convirtiera en un estado de Estados Unidos. La fuerte sequía que ha afectado a las islas en los últimos meses, así como los fuertes vientos procedentes del huracán Dora, han propiciado que las llamas se extendieran.