A finales de julio, Verónica Izaguirre recibió una circular de la escuela de su hija en la que se le notificó un aumento de 50% en la mensualidad del próximo año escolar 2023-2024. Aunque ya lo veía venir, el incremento tendrá un impacto significativo en sus ingresos como madre soltera, pues de los casi 300 dólares que gana como administradora en una empresa deberá gastar a partir de septiembre 120 dólares al pago del colegio. La crisis en la educación pública venezolana ha obligado a los padres a hacer sacrificios para mantener a sus hijos en colegios privados, donde les garantizan clases los cinco días a la semana hasta actividades extracurriculares o idiomas.
Un reciente estudio elaborado por Consultores 21 reveló que, en promedio, una familia venezolana destina 23% de sus ingresos para mantener a sus hijos estudiando en colegios privados.
«Que una familia venezolana gaste un cuarto de ese ingreso para educación significa que están dejando de satisfacer otras necesidades importantes. Es un porcentaje muy alto en una sociedad donde los ingresos promedios no cubren siquiera la mitad de la canasta alimentaria”, señaló la vicepresidente de Consultores 21, Carolina Zilzer.
El estudio, realizado en base a 900 encuestas telefónicas en centros poblados de más de 100.000 habitantes en todo el país, reveló que 17% de las familias entrevistadas gasta mensualmente 20 dólares o menos en una escuela privada, mientras que 36% paga entre 21 y 50 dólares, 9% de 51 y 70 dólares, 16% de 71 a 150 dólares, y 4% entre 151 a 300 dólares.
Esto representa que 65% de los entrevistados destina 20% o menos de su ingreso mensual para la educación privada, mientras que 21% de los hogares invierte de 21 a 40% de sus sueldos en los colegios. Otro 6% gasta de 41 a 60% de los ingresos, 6% de 61 a 80% y solo 3% invierte más de 81% de sus sueldos en las mensualidades de las instituciones.
«En otros países de la región, al igual que en Venezuela, la mayoría va a la educación pública. Quienes van a la educación privada son los más privilegiados a nivel socioeconómico, y seguramente no destinan un cuarto de sus ingresos a la educación como está pasando actualmente en el país», señaló Zilzer.
Aunque la educación pública ocupa más de 75% de la población estudiantil venezolana, son muchos los padres que hacen sacrificios para mantener a sus hijos en colegios privados con la esperanza de que puedan tener un mejor futuro.
Desde hace años las escuelas públicas en todo el país se han visto afectadas por una grave crisis debido a la falta de inversión por parte del Estado, lo que les ha dejado con infraestructuras deterioradas, fallas en los servicios públicos básicos y un personal docente sumido en la pobreza por los bajos salarios que, hoy día, escasamente superan los 30 dólares mensuales.
Durante el pasado año escolar, más de 70% de las instituciones públicas en todo el país trabajaron un promedio de dos días a la semana, como medida de protesta por parte de los educadores. Esta situación, sumado a los casi dos años de clases a distancia por la pandemia, ha traído como consecuencia pobreza de aprendizajes en gran parte de la población estudiantil.
El estudio de Consultores 21 confirmó que en las instituciones públicas las clases tienden a ser menos días a la semana, generando una brecha muy importante en la calidad de la educación de unos y otros planteles.
70% de quienes tienen a sus hijos en colegios públicos quisieran cambiarlos para poder ofrecerles una mejor educación y continuidad en las actividades escolares, de acuerdo con la encuesta. Sin embargo, en un país donde más de tres cuartos de la población vive en inseguridad alimentaria, para muchas de estas familias no es posible siquiera pensar en pagar un colegio privado.
«Es una situación preocupante, especialmente para los padres que quieren darle un mejor futuro a sus hijos. Desean brindarles una mejor educación pero la situación no se los permite. El ser humano tiene ciertas necesidades básicas que prioriza, es decir, siempre se busca satisfacer primero aspectos como la alimentación o la seguridad, por lo que la educación pasa a segundo plano, aun cuando los padres estén conscientes que no están recibiendo clases de calidad», señaló Zilzer.
En cuanto a las actividades extracurriculares, quienes pueden acceder a ellas son las familias con niveles socioeconómicos más altos, pues la disponibilidad de este tipo de enseñanza gratuita es mínima (9%).
«Eso es grave porque la jornada escolar en Venezuela no ocupa todo el día. Entonces, hay una porción importante que no está haciendo ninguna actividad, que son ideales para su desarrollo. Esto en absoluta sintonía con lo que sabemos de la vida de la mayoría de los adultos en Venezuela, que transcurre principalmente entre obligaciones y subsistencia básica», añadió la vicepresidenta de Consultores 21.
Las mensualidades promedio en la Gran Caracas van desde los 20 hasta los 600 dólares, de acuerdo con consultas realizadas por El Nacional a padres y representantes de instituciones privadas de la capital, así como de los municipios Zamora, Plaza, Sucre, Baruta y El Hatillo del estado Miranda.
En los colegios privados más costosos de Caracas las mensualidades pueden ir desde los 550 hasta los 1.000 dólares y, en casos excepcionales, superan los 6.000 dólares. Por lo general, estos precios no incluyen actividades adicionales como idiomas, en los colegios bilingües, y otras actividades extracurriculares como deportes.
De acuerdo con reportes en redes sociales, los precios de las escuelas privadas en otros estados del país rondan entre los 20 y 500 dólares mensuales.
Fausto Romeo, presidente de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados (Andiep), explicó que cada colegio establece una cuota de escolaridad de acuerdo con su proyecto educativo, infraestructura y lugar en donde se encuentra ubicado.
En cuanto a los costos de la inscripción para el nuevo año escolar, un sondeo realizado por El Nacional en un grupo de aproximadamente 50 personas, con hijos con edades comprendidas entre los 5 y 16 años, determinó que van desde los 45 hasta los 800 dólares por estudiante. No obstante, los precios pueden ser más elevados en otras instituciones.
Padres y representantes de niños y niñas en distintas etapas escolares señalaron que para el período 2023-2024 los colegios privados han reportado aumentos desde 50 hasta 100% de la mensualidad.
Sobre este punto, Romeo indicó que los colegios registrados en este ente se han visto en la necesidad de aumentar para cubrir sus gastos de operatividad, los cuales han subido debido al alza en los servicios públicos, como relleno sanitario, agua y electricidad. Además, las instituciones también deben subir los salarios de los docentes.
«70% de los ingresos de un plantel se van en nóminas o incidencias laborales. El año pasado hablamos de un sueldo para los docentes de 120 a 170 dólares y, este año estimamos que deben incrementar a entre 200 y 250 dólares. Evidentemente para poder pagar este aumento hay que incrementar las mensualidades de los alumnos. El otro 30% de los ingresos son para gastos operativos. Cabe destacar que todos los servicios han incrementado más de 2.000% en los últimos meses. Por ejemplo, si entre enero y febrero se pagaba de 100 a 200 bolívares de agua, actualmente el monto supera lo equivalente a 100 dólares. Esto tomando en cuenta que los servicios no han mejorado, por lo que se está pagando mucho más sin obtener ningún beneficio. También están los gastos de mantenimiento. Como colegios privados debemos pintar y arreglar lo que haga falta todos los años”, señaló.
Romeo comentó que también hay que tomar en cuenta los impuestos municipales, que en algunas zonas son de hasta 5% de los ingresos en bruto de las instituciones. «Estamos esperando que la nueva Ley de Armonización Tributaria nos beneficie en ese sentido», agregó.
Aunque el pasado año escolar resultó bastante beneficioso para los colegios privados, Andiep no prevé de momento un incremento en el número de estudiantes para este nuevo año escolar en puerta debido a la inestabilidad económica del país. Pero tampoco estima una reducción en la matrícula.
«Lo que se estima en cuanto a la matrícula escolar es que haya movimiento de un plantel a otro, bien sea de uno más económico a otro más caro o viceversa. Lo que no se va a ver es que del sector privado pasen al sector público, al contrario, es probable que muchas familias del sector público pasen al sector privado, aún cuando busquen las opciones más económicas», indicó.
Para Lorena Mora, cambiar a sus hijos a una institución privada más económica es la mejor opción para aliviar algunos problemas económicos, sin sacrificar la calidad de la educación que reciben los niños de 8 y 12 años. Tomó la decisión en julio, luego de que el colegio donde estudiaban los pequeños en El Hatillo le informó de un incremento de 120 a 200 dólares en la mensualidad para el próximo año escolar.
«Mi esposo y yo ya teníamos dificultades para costear el colegio de los niños desde hace algunos meses. Cuando nos notificaron del incremento no nos quedó más opción que buscar una institución más económica, pagamos colegio o comemos. Aunque nos gustaba mucho esa escuela, afortunadamente unos amigos nos recomendaron otra institución en la que pagaremos 100 dólares por niño y es bastante buena. Las instalaciones son mucho más pequeñas pero, lo importante es que los niños aprendan”, contó.
La crisis económica y las consecuencias de la pandemia han pasado factura en las instituciones privadas en todo el país. Si bien no hay cifras exactas, el presidente de Andiep señaló que en promedio entre 20 y 30 colegios privados han cerrado sus puertas en los últimos años.
«En el año 2017-2018 éramos alrededor de 5.020 planteles privados en todo el país y hoy en día somos 3.850. Hay que tomar en cuenta que la mayoría de estos colegios son preescolares, que son los que se ven más afectados por problemas económicos debido al número limitado de estudiantes», dijo.
Para este año se espera una adecuación curricular, especialmente en los grados de bachillerato, de acuerdo con el presidente de Andiep. El nuevo programa iniciará con una fase piloto en la que participarán más de 2.000 planteles, entre públicos y privados.
«Es un cambio que se espera se adapte a las necesidades del país. La idea es que los jóvenes se formen en áreas económicas como la petrolera, salud, educación… De forma que, cuando salgan de bachillerato, puedan tener muchas más opciones. Bien sea que deseen completar sus conocimientos en la educación superior o incorporarse de una vez a la fuerza laboral. Lo positivo es que, al ya contar con conocimientos previos, serán mano de obra calificada en el área en la que se especializaron», explicó Romeo.
Agregó que es una manera de incentivar a los jóvenes a mantenerse en el sistema educativo y, al mismo tiempo, brindarle las herramientas para que puedan trabajar al graduarse en áreas importantes para el desarrollo del país.
Con información de El Nacional