En la semana aniversaria de la casa de abrigo «Negra Matea», la primera dama de San Francisco, Franciela Núñez de Fernández, reconoce y exalta la significativa labor que desempeña esta institución pública, encargada del resguardo de los menores de edad con necesidad de protección.
Entidad respaldada por el alcalde Gustavo Fernández, quien junto a su esposa, garantizan la continuidad del funcionamiento de este espacio, que cumple XII años de fundada. La primera dama, expresa que para ellos, la seguridad y el bienestar de estos jóvenes vulnerables, que son remitidos por el Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente (Comdepro), representan una prioridad ineludible en su gestión.
«Les brindamos un hogar cálido y seguro, en Negra Matea somos madres auténticas de corazón y alma, dedicadas a dar amor. Aunque a veces, no podamos borrar ese dolor que muchos traen, sí podemos regalarles un presente más bonito y feliz; ofreciéndoles cariño, protección, educación, recreación, atención médica, psicológica, entre otros», explicó la presidente de la Fundación Dama del Sur (Damasur), Franciela Núñez.
Geraldine Albornoz, Leugina González, Siuka Soto y Roxana Díaz son algunas de las tutoras que afirman asumir con orgullo y satisfacción su rol de madre putativa, en esta casa de abrigo del municipio sureño, a la que consideran su familia de Negra de Matea.
Sus niños, como ellas los llaman, cariñosamente, las reciben siempre con un fuerte abrazo, le escriben carticas, les dan dibujos, hechos por ellos mismos; además les cuentan cómo estuvo su día y si hay algo que les asusta o preocupa.
«Cuando me hablaron de este programa y la dura realidad que estos pequeños enfrentan, inmediatamente acepté. Nuestra función es borrar tristezas, para crear sonrisas; romper esa barrera que traen y conectar con ellos desde el respeto y el afecto, con el propósito que sientan esa seguridad que solo consigues en tu hogar», apuntó Albornoz, una mujer alegre y de entusiasmo contagioso.
De esta forma, Leugina González, destaca con un brillo especial en sus ojos: «Somos una familia especial, integrada por varias mamás que están dispuestas a sanar con amor esas heridas que nuestros niños traen, reescribiendo su presente y preparándolos para el futuro que los espera allá afuera», reseñó.
«La alegría que uno siente cuando estos pequeños nos dicen ‘mami’ es indescriptible, ellos son mi vida y mi familia. Cuando nos toca despedirnos nos duele mucho, es como si se desprendiera una parte de nuestro ser», subrayó Díaz, con la voz entrecortada.
Finalmente, la presidente de Damasur declara que ser parte de este proyecto social, es una bendición que le ha dado grandes lecciones de vida: «Mis niños son los maestros del amor, nos enseñan a dar abrazos sin condiciones ni reservas. Queremos darles una infancia feliz y ayudarlos a convertirse en personas de bien», puntualizó.
Nota de prensa / DCN