Wall Street cerró la semana el 22 de septiembre con pérdidas acumuladas en sus principales indicadores después de que la Reserva Federal de Estados Unidos dictara esta semana una pausa en la trayectoria de las tasas de interés pero dejara la puerta abierta a nuevas subidas.
En el cómputo semanal, el más perjudicado es el índice Nasdaq, que reúne a las principales tecnológicas del país, con una caída del 3,6 %, seguido del selectivo S&P 500, que se deja un 2,9 %, en ambos casos encadenando su tercera semana consecutiva en rojo.
El Dow Jones de Industriales, que la semana pasada se mantuvo en verde, ha roto la racha pero ha bajado más moderadamente, un 1,9 %.
El banco central estadounidense decidió el 20 de septiembre, tras su reunión de política monetaria, que mantendría las tasas de interés en su horquilla actual, entre el 5,25 y el 5,5 %, como se esperaba, pero pronosticó que habrá otra subida antes de que acabe el año por la persistencia de la inflación.
En eso y en la posibilidad de que la economía de EE.UU. esté en un entorno de tipos altos durante más tiempo fue en lo que se fijaron más los inversores, que dedicaron el final de la semana a vender acciones y deuda debido al bajo apetito por el riesgo que genera el temor a una recesión.
Tampoco ayudaron las cifras del mercado laboral, que siguen apuntando a su fortaleza y dan margen a la Fed para actuar con agresividad: las solicitudes de prestación por desempleo cayeron la semana pasada más de lo esperado, a su nivel más bajo en ocho meses: 201.000.
Y a eso se sumó la incesante subida del precio del combustible por la perspectiva de una oferta ajustada para el inverno tras los recortes de suministro de Arabia Saudí y Rusia: el petróleo de Texas cierra la semana por encima de los 90 dólares, y los analistas estiman que llegará a los 100.
En medio de todos estos datos, el rendimiento de la deuda se elevó notablemente: hasta el 4,5 % en los papeles a 10 años, y el 5,195 % en los papeles a 2 años, algo no visto en unos 15 años en ambos casos, aunque este viernes parecían estabilizarse en un nivel más bajo.
«A la lista de riesgos para la economía se suman las crecientes posibilidades de un cierre del gobierno -a finales de mes, por falta de acuerdo político en los presupuestos- y la huelga del sindicato UAW, que sin duda dará un impulso a los salarios», comentó en una nota el analista Ed Moya, de la firma Oanda.
Los inversores están pendientes de la huelga de UAW, que representa a unos 145.000 trabajadores del sector del automóvil, y también de la huelga de unos 175.000 actores y guionistas, que se alarga más de dos meses, por sus impactos sobre la economía.
Con información de EFE