El Partido Popular de Suiza (UDC, conservador) logró este domingo la victoria en las elecciones federales al obtener un 28,6 % de los votos, uno de sus mejores resultados históricos, mientras que Los Verdes fueron los grandes perdedores, tras su gran ascenso de hace cuatro años.
Como auguraban las encuestas, el UDC, con un discurso crecientemente populista y partidario de un mayor control de la inmigración, aumentó en 3 puntos su porcentaje de votos de 2019 y logró 62 escaños en el Consejo Nacional (cámara baja de 200 representantes).
Eso supone nueve asientos más en el Legislativo que hace cuatro años, según el recuento definitivo.
Presidido por Marco Chiesa desde 2020, el UDC es el partido más votado de Suiza desde 1995, y en el fragmentado panorama político suizo, el único que se ha llegado a aproximarse a un 30 % de los votos totales.
En segundo lugar en los comicios de hoy se situó el Partido Socialista Suizo (PS), con un 18 % de los votos, 1,2 puntos más que en 2019, por lo que sumará dos escaños en el Consejo Nacional, hasta alcanzar los 41.
En tercer lugar se situaron los democristianos de la Alianza del Centro y en cuarto los liberales del Partido Liberal Radical (PLR), con más del 14 % de los votos cada uno que les otorgarán 29 y 28 escaños, respectivamente, en la cámara baja.
Los Verdes, a la baja
Gran perdedora de los comicios, como ya vislumbraban los sondeos, ha sido la opción ecologista de Los Verdes, que tras su ruidosa irrupción en el Parlamento en 2019, cuando superaron a los democristianos como cuarta principal fuerza política, obtuvieron hoy sólo un 9,4 % de los votos, 3,8 puntos menos que en 2019.
Esto les condena a perder cinco escaños en el Consejo Nacional y quedar con 23, tras una campaña electoral en la que el cambio climático pesó menos en los debates que la inmigración o la seguridad, temas avivados por tensiones geopolíticas externas tales como la guerra de Ucrania o el conflicto palestino-israelí.
Tras concretarse la composición de la cámara baja y alta -esta última tendrá que esperar a una segunda vuelta en noviembre en algunos cantones- el Legislativo suizo celebrará el 13 de diciembre la reunión de sus dos cámaras en la llamada Asamblea Federal para elegir a los siete miembros del Consejo Federal (Poder Ejecutivo).
Dado el equilibrio de fuerzas parlamentario, que Suiza mantiene desde mediados del siglo XX, se espera una vez más que los cuatro partidos más votados (conservadores, socialistas, democristianos y liberales) se repartan esos siete puestos, que ostentarán también las distintas carteras ministeriales del país.
Dos de ellos serán para el UDC, otros dos para el PS, y Centro y PLR lucharán por ver quién tiene uno o dos consejeros en el órgano colegiado de poder, que cada año elige a uno de entre los siete como presidente suizo, aunque este cargo es prácticamente honorífico.
En 2019, aunque Los Verdes eran la cuarta formación por encima de democristianos, no lograron entrar en esa gran coalición de cuatro partidos, conocida en Suiza como «fórmula mágica», vigente con apenas excepciones desde 1959 y que es el secreto de la estabilidad política del país, pero también de cierto inmovilismo.
La campaña electoral pasó casi inadvertida en un electorado poco implicado (la participación en los comicios rara vez supera el 50 %), aunque sí se destacó el cada vez más populista discurso de UDC.
En su programa habló abiertamente del objetivo de que el país no alcance una población de 10 millones de personas (ahora ronda los nueve), algo que buscaría conseguir con medidas más restrictivas para la entrada de inmigrantes.
No serían fáciles de consensuar, no obstante, en el peculiar gobierno de coalición entre derecha, centro e izquierda del que Suiza hace gala desde hace más de 60 años.
Con información de Agencia EFE