En un lamentable incidente que ha estremecido a la comunidad de Lara, un hombre de 56 años, identificado como Marcos Antonio Gómez Meléndez, fue arrestado por la División de Investigación Penal del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana del estado Lara. La detención se llevó a cabo tras la denuncia de la madre de un niño de 3 años, quien, aquejado por una discapacidad auditiva y del habla, habría sido víctima de abuso sexual por parte de su propio abuelo.
La captura del abuelo paterno, Marcos Antonio Gómez Meléndez, se llevó a cabo en la urbanización Fundalara, calle 15, parroquia Santa Rosa, municipio Iribarren de Barquisimeto. La madre del niño de 3 años, quien padecía discapacidad auditiva y del habla debido a una condición generada por el parto forzoso, denunció los abusos perpetrados bajo el mismo techo.
El niño, que experimentó una hipoacusia después de contraer el COVID-19 al nacer, recibió un implante donado por una fundación en España. La familia se instaló en la residencia de Gómez Meléndez en Lara, quien, a pesar de no tener lazos sanguíneos directos con su nieto, asumía la responsabilidad de cuidar del menor. El hecho de que el agresor sea un familiar cercano ha profundizado el impacto emocional de este acto aberrante.
Ante la noticia, un familiar del niño expresó la sorpresa y desilusión, destacando la confianza previa depositada en el ahora detenido abuelo. El descubrimiento de las lesiones en el niño fue el detonante que llevó a la madre a tomar la valiente decisión de acudir a las autoridades para denunciar los hechos, posibilitando así la pronta detención del agresor.
La comunidad local se encuentra consternada por este impactante suceso, que ha dejado a la luz la vulnerabilidad de los más indefensos. La rápida acción de la madre al presentar la denuncia ha sido crucial para la detención del presunto agresor y ha destacado la importancia de la colaboración comunitaria y la pronta respuesta de las autoridades en casos de abuso infantil.
El caso del abuelo detenido por abusar de su nieto sordomudo de 3 años en Lara resalta la necesidad imperativa de proteger a los más vulnerables en la sociedad. La confianza, en este caso traicionada, se erige como un pilar fundamental en la estructura familiar, y su fractura deja cicatrices profundas. Este incidente no solo demanda justicia para la víctima, sino también invita a la reflexión sobre la importancia de crear entornos seguros para los niños y fortalecer los mecanismos de protección que prevengan la repetición de hechos tan lamentables.
Con información de El Clarín.