El año 2024 es un año de oportunidades para soñar con la Venezuela posible que queremos. A pesar de las dificultades que vive el pueblo por la falta de democracia, de alimentos y de servicios básicos, no perdemos la esperanza de que las cosas pueden mejorar.
Este es un año clave para el cambio político que necesita el país, y ese cambio lo representa la candidata de la unidad democrática. Ella nos ofrece una visión de una Venezuela unida, próspera y solidaria, donde los venezolanos no tengan que emigrar y los que se fueron puedan volver a abrazar a sus familias.
Recuerdo el famoso discurso del Doctor Martin Luther King, que pronunció en 1963 frente al monumento a Abraham Lincoln en Washington, DC, durante una histórica marcha por los derechos civiles de los negros en los EE.UU.
Él dijo: «Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.¡Hoy tengo un sueño!».
Ese sueño se hizo realidad, cuando vimos a un hombre de color colo, Barak Obama, quién llegó a la presidencia de esa gran nación, aunque todavía existan actos de discriminación.
Yo sueño con que este año sea el año en que se cumpla el sueño de nuestro Gobernador Manuel Rosales, que propone y trabaja por un Zulia productivo, que sus soluciones para el problema eléctrico del Zulia sean aceptadas por el gobierno nacional para aliviar tan grave situación. Soñar no cuesta nada.