El vicepresidente del Gobierno italiano Matteo Salvini alegó hoy que bloqueó al barco Open Arms en 2019 con un centenar de migrantes recatados para lograr la solidaridad de Europa, además de para defender la «seguridad nacional», durante el juicio en Palermo en el que está imputado por su férrea política migratoria.
Salvini está acusado de secuestro de personas y abuso de poder por denegar el desembarco en agosto de 2019, durante 20 días, de los migrantes salvados en el Mediterráneo central por el barco de la ONG española Open Arms. Su fundador, Oscar Camps, consideró hoy «muy grave» que el político italiano reconociera que «utilizó a personas vulnerables para presionar a Europa».
La situación de los migrantes se desbloqueó finalmente por la intervención del Tribunal Administrativo de Lacio, que permitió su desembarco en la isla de Lampedusa (sur de Italia).
El líder ultradrechista, ministro de Interior en aquella época, defendió su doctrina migratoria porque buscaba «la seguridad nacional» y era compartida por todo el Gobierno de entonces, una coalición entre su partido (la Liga) y el populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S).
Antes de ser interrogado, Salvini pronunció su alegato: «Nunca me oirán decir que la política migratoria no es mi responsabilidad. Lo que hice fue en total responsabilidad y plena conciencia. Durante mi mandato, hubo 600 casos, asumo la responsabilidad de lo que hemos hecho con cifras nunca alcanzadas, no sólo en la lucha contra la trata de personas, sino también en términos de vidas salvadas».
«Protegí la seguridad nacional -prosiguió-, como lo demuestra el hecho de que al menos tres atentados en Francia, Alemania y Bélgica son atribuibles a personas llegadas a la isla de Lampedusa. Al contrario de lo que algunos afirman, hubo una alarma de terrorismo», añadió.
No obstante, también reconoció que «no tenía informaciones sobre la presencia de terroristas a bordo» del Open Arms, y que el permiso para desembarcar había llegado poco después del emitido por el tribunal, que zanjó la pugna.
Esto porque «la negociación con los países europeos sobre la redistribución de prófugos (inmigrantes) estaba ya en una fase avanzada».
«Consistía en una especie de presión y, gracias a nuestra acción, finalmente Europa se hizo solidaria», aseveró.
Asimismo, aseguró que la política de «puertos cerrados» que impidió durante 20 días la llegada del barco humanitario español fue compartida por el entonces primer ministro y líder del M5S, Giuseppe Conte, pero que después «cambio de idea» respecto al Open Arms.
También citó algunas declaraciones del entonces ministro de Infraestructuras, Danilo Toninelli, en la que decía que la decisión de «la ONG de no ir a España es incomprensible y se sospecha que hay mala fe».
«Castigo innecesario»
En estos meses de juicio, los miembros de aquel gobierno citados a declarar han descargado la responsabilidad sobre Salvini: Conte aseguró que la política de «puertos cerrados» formaba parte de la estrategia de «propaganda» del extitular de Interior, que quería presentarle a él como «débil» y a sí mismo como «riguroso».
Por su parte, el fundador de Open Arms, Oscar Camps, declaró hoy al entrar en la sala del juicio que en el proceso se ha comprobado que «fue una decisión personal suya (de Salvini) la de infringir este castigo innecesario a 160 personas privándolas de la asistencia necesaria y teniéndolos en el mar.»
Al término de la audiencia, Camps dijo que a Salvini «se le vio muy débil y flojo» ante las preguntas de los fiscales, y consideró «muy grave» que haya reconocido que «ha utilizado a personas vulnerables para presionar a Europa».
La próxima audiencia del juicio ha sido fijada para el 16 de febrero y la defensa de Salvini ha pedido testificar al que fuera su jefe de gabinete, Matteo Piantedosi, hoy ministro del Interior, y al exministro de Exteriores Enzo Moavero Milanesi.
Fuente: EFE