El contrabando y la reventa interna de la gasolina persisten, según expertos, más de tres años después de que el Gobierno aumentara su precio, lo que puso fin a un subsidio total que se hizo «insostenible», pues el combustible pasó un quinquenio prácticamente regalado.
En mayo de 2020, cuando el país con las mayores reservas probadas de crudo en el planeta, de 300.878 millones de barriles, enfrentaba una seria escasez de gasolina, el Gobierno aumentó el precio a 0,5 dólares en algunas estaciones de servicio, mientras que en otras fijó una tarifa subsidiada en bolívares que hoy equivale a 2 centavos de dólar, con un límite de compra de 120 litros al mes.
La economista sénior de la firma Ecoanalítica Graciela Urdaneta dijo a EFE que estos precios, que son «más económicos» que los de países cercanos, siguen favoreciendo el contrabando.
«Sigue habiendo un mercado negro. Primero, porque no hay suficiente suministro para abastecer el mercado interno; y segundo, porque sigue existiendo el precio de venta subsidiado que favorece mucho el contrabando y porque, además, 0,5 dólares sigue siendo mucho más económico que en Colombia», dijo la experta.
Según un informe elaborado el año pasado por Ecoanalítica y la asociación civil Transparencia Venezuela, ante el «diferencial de precios con países como Brasil o Colombia», hay un «campo de posibilidades de contrabando, así no se tenga acceso a gasolina subsidiada».
«En este sentido, Brasil parece una buena oportunidad para el contrabando de gasolina desde estados como Bolívar o Amazonas», fronterizos con el gigante sudamericano, según la investigación, que señala a Venezuela como el país con la «gasolina más barata del continente».
En 2022, las autoridades venezolanas pusieron en marcha un ‘plan antimafias’ para combatir las irregularidades en la distribución del combustible, y desde entonces ha habido decenas de detenidos, entre ellos funcionarios.
Urdaneta recordó que en Venezuela hubo aumentos de la gasolina en 1995 y en 2016, aunque ninguno tan «importante» como el de 2020, cuando se levantó un subsidio total que -señaló- se mantuvo desde mediados del siglo pasado, debido a que se trata de un «tema sensible, como está pasando en Cuba», por el miedo de los Gobiernos a un fuerte rechazo por parte de la población.
«En Venezuela una botella de agua costaba muchísimo más que llenar el tanque de gasolina», dijo la experta, quien indicó que esta subvención generaba pérdidas millonarias anuales al Estado, que empezó a importar debido a la caída de la producción petrolera y de refinación, por lo que «sí o sí» había que aumentar los precios.
Actualmente, según Urdaneta, hay más estaciones de servicio que venden gasolina a 0,5 dólares que a precio subsidiado, como consecuencia, afirmó, de la incapacidad del Estado para «seguir sosteniendo» esa ayuda.
El informe de Ecoanalítica y Transparencia Venezuela señala que el «porcentaje de suministro de gasolina subsidiada se ha reducido considerablemente, pasando de un 72 % a mediados de 2020 a alrededor de un 25 %» el año pasado.
Con información de La Verdad