El Salvador celebra este domingo elecciones presidenciales y legislativas bajo un régimen de excepción, que suspende algunas garantías constitucionales, y en medio de la polémica postulación del actual presidente del país, Nayib Bukele, para un segundo mandato consecutivo.
Con el régimen de excepción, una medida de seguridad implementada por el Gobierno de Bukele desde marzo de 2022 para combatir a las pandillas, se suspende el derecho a la defensa de las personas detenidas, la inviolabilidad de las telecomunicaciones y se extiende el plazo de la detención administrativa a un máximo de 15 días.
No obstante, esta medida hace sentir «más segura» a buena parte de la población salvadoreña, que, según las últimas encuestas publicadas, saldrá a votar «sin temor».
Esta medida, que se ha convertido en la principal y única acción del Ejecutivo contra las maras, ha elevado la popularidad de Bukele, gran favorito a ganar en estos comicios con más del 80 % de respaldo, según los sondeos de opinión pública.
Y aunque los opositores de Bukele y algunos sectores de la sociedad han denunciado violaciones a derechos humanos, los habitantes de las populosas comunidades y barrios históricamente afectados por el accionar de las pandillas manifiestan sentirse seguros con esta medida.
Un previsible gane
El domingo 4 de febrero de 2024, los más de 5,5 millones de salvadoreños convocados a votar elegirán a su próximo presidente entre una terna de seis partidos políticos, entre ellos el oficialista Nuevas Ideas (NI), de Bukele, quien busca la reelección que según las encuestas obtendría.
El gobernante, de 42 años y con gran popularidad, es el primer presidente de la etapa democrática salvadoreña con la opción de buscar su reelección inmediata y, de ganar, sería el primero en repetir en el cargo a pesar de que la Constitución no lo permite.
El camino a la reelección de Bukele se abrió en 2021, cuando la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, que había sido nombrada por el Congreso de mayoría oficialista sin seguir el procedimiento legal, cambió un criterio de interpretación de la Constitución.
Los jueces, señalados por Estados Unidos de ser «leales» al Ejecutivo de Bukele, apuntaron que la prohibición de la reelección inmediata es para un gobernante que haya estado en el poder por 10 años.
Hasta antes de este cambio, un mandatario debía terminar su período de 5 años y esperar 10 para buscar nuevamente la Presidencia.
Además, el 4 de febrero se votará por primera vez por 60 diputaciones en lugar de 84, cambio que surgió tras la aprobación en la Asamblea Legislativa de una normativa promovida por el Gobierno de Bukele.
Se prevé que el partido de Bukele obtenga la mayoría de diputaciones en el Congreso, de acuerdo con las mediciones de las encuestas, con lo que continuaría siendo la primera fuerza política del país centroamericano.
La elección de presidente del 4 de febrero será la séptima desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, que representaron el fin de la guerra civil que El Salvador vivió desde 1980 y que dejó 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.