Arturo Boscán es un joven médico cirujano que a sus 28 años de edad logró una hazaña histórica dentro de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia: obtuvo un promedio académico de 19.51 puntos, el más alto desde la fundación de su escuela.
En un contacto telefónico con el Diario La Verdad, la joven promesa de la medicina manifestó su pasión por el área de la investigación, en la cual le gustaría especializarse.
“Me gustaría mucho hacer investigaciones, la Universidad del Zulia tiene algo que la separa de las demás universidades del país y es que hoy, en este momento, es la universidad que tiene mayor producción científica. Considero que es una de las fortalezas más grandes que tiene, que es líder en investigación dentro del país, entonces me gustaría continuar contribuyendo a eso”, explicó el nuevo profesional.
Indicó que su próximo paso es hacer su período de medicina rural en cumplimiento con el artículo 8 de la Ley del Ejercicio de la Medicina. “Voy a cumplir ese año porque es algo que nos demanda el país y es con lo que nosotros contribuimos. Haré ese año rural mientras consigo oportunidades en la investigación”.
Pese a la diáspora de jóvenes médicos que se salen del país buscando un mejor futuro, Boscán afirma que planea poner en alto el nombre de Venezuela sin salir de ella.
“Una de las ventajas que tiene la investigación es que somos universales, entonces nosotros podemos colaborar con otros sitios sin necesidad de irnos. Con eso también podemos contribuir al país estando dentro de él sin tener que salir”, explicó.
Arturo, quien inició su carrera en enero de 2016, afirma ser una de las cohortes (promociones) más afectadas por las crisis del país. “Nosotros tuvimos que sufrir las segundas guarimbas, tuvimos que sufrir apagones, el fuerte problema económico y social del país, además que sufrimos la pandemia que nos atrasó 20 meses”, mencionó.
Con una gran emoción que se notaba en su voz, comentó que su alma mater fue “un faro” en medio de esos momentos de crisis, ya que era la que lograba “mantener a flote” a sus estudiantes.
El recién médico atribuye su logro a su constancia, disciplina y dedicación. “Cada vez que terminaba algo, cada vez que salía bien yo decía ‘esto es gracias a que estoy siendo constante y estoy esforzándome siempre al máximo’. Cada logro por más pequeño que fuera, yo lo veía como algo importantísimo y lo atesoraba mucho”.
También agradeció a Dios, a su familia y a sus compañeros de estudio a quienes tildó como “un grupo que se convirtió en familia”.
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Fuente: La Verdad