Justo un año después del aterrizaje de Lionel Messi en la MLS y a solo dos años del Mundial de 2026, la Copa América marca un nuevo hito futbolístico en Estados Unidos, un país que vive una auténtica revolución de este deporte en los últimos tiempos.
“Vamos a tener los ojos del mundo sobre nosotros”. El pasado diciembre, Don Garber, comisionado de la MLS, compareció en su tradicional encuentro anual con los medios de comunicación para hacer balance de un 2023 histórico para el fútbol en Estados Unidos tras el desembarco de Messi en Inter Miami.
Pero tras mostrar su satisfacción por ese regalo caído del cielo, Garber también reconoció que era un ahora o nunca para el fútbol en la tierra de las barras y estrellas.
“El mercado del fútbol en Estados Unidos va a estar expuesto a la comunidad global del fútbol. Esa es la presión que tenemos ahora para asegurarnos de cuál es el producto que podemos entregar”, dijo.
La llegada de Messi en 2023, la Copa América en 2024, el Mundial ampliado de clubes de la Fifa en 2025 (con 32 equipos), el Mundial también de 2026 junto a México y Canadá (con 48 selecciones) y la candidatura para el Mundial femenino en 2031 con México.
Todo eso ha sucedido o va a suceder en unos Estados Unidos erigidos en el centro mundial del fútbol, al que, pese a múltiples esfuerzos durante décadas, le ha costado una barbaridad abrirse camino en el país de la NFL, la NBA, la MLB y la NHL.
Mucho se ha avanzado desde el Mundial de 1994 y todavía queda mucho trayecto por recorrer, pero un aspecto que ilusiona es la “Messimanía” que se ha vivido desde su llegada a Inter Miami.
Sus camisetas rosas con el 10 se han convertido en algo habitual en las calles de Estados Unidos y cada partido a domicilio de Messi y compañía se ha recibido con enorme pasión en todas las ciudades.
Que Messi escogiera la MLS fue un respaldo gigantesco para la liga, que ha crecido mucho en los últimos años y que poco a poco se empieza a quitar la etiqueta de competición para jubilarse.
Ahí aparecen, por ejemplo, jugadores latinoamericanos muy destacados y lejos de la retirada como el argentino Thiago Almada (23 años), el colombiano Juan Camilo “Cucho” Hernández (25) o el mexicano y recién llegado Hirving Lozano (28).
Lozano fichó por San Diego, el nuevo equipo de una MLS que no deja de expandirse y de sumar nuevos aficionados. Como muestra, el pasado 4 de julio se batió el récord de asistencia a un partido de esta competición cuando 82.110 personas acudieron al emblemático Rose Bowl de Pasadena para el derbi angelino entre Galaxy y Los Ángeles.
Más allá de la MLS, las giras de pretemporada de equipos europeos se han convertido en un atractivo del verano, tanto que Real Madrid y Barcelona encadenan tres años seguidos con clásicos amistosos en este país. En 2022 fue en Las Vegas, en 2023 en los alrededores de Dallas y este agosto le toca al área metropolitana de Nueva York.
Dentro de la estrategia internacional del fútbol en Estados Unidos, el socio prioritario es México. Ahí se enmarca la Leagues Cup, una competición en la que se enfrentan cada año todos los equipos de la MLS y de la Liga MX.
Tampoco hay que olvidar la evolución del fútbol femenino en Estados Unidos, país que es potencia con cuatro títulos del mundo en 1991, 1999, 2015 y 2019.
Así, la Nwsl o liga femenina de fútbol, continúa avanzando. Este año incorporó a dos nuevos equipos, Bay FC y Utah Royals, y también inauguró el primer estadio diseñado exclusivamente para fútbol femenino: el CPKC Stadium de las Kansas City Current.
Aunque en el Mundial de 2023 fracasó cayendo en octavos de final, nadie duda de que la selección femenina estadounidense se mantiene como un equipo de la élite del fútbol femenino.
Del fútbol masculino no puede decirse lo mismo. Su selección se presenta en esta Copa América tras rascar un empate 1-1 con Brasil, pero también después de caer humillada por 1-5 ante Colombia.
De ahí que le hayan entrado las prisas y las dudas a la selección dirigida por Gregg Berhalter puesto que el Mundial de 2026 está a la vuelta de la esquina.
Fuente: La Verdad