Una comunidad de monjas en España que anunció que abandonaba la Iglesia católica para seguir a un falso obispo que fue excomulgado, rechazó este jueves la entrada en su monasterio de clausura de una delegación encargada por la Santa Sede de intentar que reconsideren su decisión.
Las monjas del monasterio de Santa Clara, en Belorado, en el norte de España, que el pasado 13 de mayo anunciaron su renuncia a la Iglesia católica, llamaron a la Guardia Civil tras rechazar a la delegación que pretendía entrar para dialogar.
La Santa Sede nombró comisario pontificio a Mario Iceta, arzobispo de Burgos, provincia en la que se encuentra el convento, lo que le da poder total sobre los monasterios de estas religiosas.
En representación del comisario pontificio, se acercaron al monasterio la monja Carmen Ruiz, como representante de las clarisas, un apoderado del arzobispo, un notario eclesiástico y otro civil, según fuentes del Arzobispado de Burgos.
Tras ser atendidos en el torno, recibieron la negativa a celebrar un encuentro y solo pudo entrar el notario civil, mientras en el exterior la Guardia Civil practicó diligencias preventivas tras hablar con las religiosas, indicaron estas fuentes a los medios.
Cada religiosa responde de sus actos, de ahí la importancia de que el arzobispo hable con cada una de ellas antes de firmar un decreto de excomunión, para darles la posibilidad de retractarse, lo que pretendía transmitirles esta delegación.
Las religiosas denunciaron la pasada semana a Iceta ante la Policía por supuesto abuso de poder, usurpación de representación legal y vulneración del derecho fundamental de libre asociación.
A través de un comunicado de setenta páginas, esta comunidad de 16 monjas declaró que no reconoce la autoridad del Vaticano para unirse a la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, que considera último Papa legítimo a Pío XII, fallecido en 1958, lo que para muchos es una secta fundada por el español Pablo de Rojas, el falso obispo excomulgado.
Tras su anuncio, afloró un conflicto por la venta de un convento de estas monjas, famosas por sus chocolates, que la Iglesia rechazó por el temor de que detrás estuviera un comprador como De Rojas y el caso acabó en los tribunales al reclamar las religiosas cerca de 1,6 millones de euros por supuestas obras realizadas.
Fuente: La Verdad