A los habitantes no les importa cual organismo llegue primero, sino que el que atienda el llamado comience arreglando la vialidad, colegio, parques, plazas y le regale una mano de pintura a los descoloridos edificios de apartamentos
(Maracaibo, 23). Este año un nuevo cumpleaños no fue motivo para celebrar, disfrutar, divertir o alegrar a las familias de la urbanización El Naranjal, donde la efemérides pasó sin pena ni gloria, llenando de preocupación a sus habitantes por el olvido y los problemas que afectan a este populoso sector de Maracaibo. Sin embargo, creen que antes de que 2.024 termine de despedirse, los tres niveles de gobierno nacional, regional y municipal respondan a su clamor.
Era presidente de Venezuela, Raúl Leoni, período 1.964-1.969, cuando al extremo norte de Maracaibo nació la urbanización El Naranjal, cuya entrega estuvo a cargo del propio mandatario nacional nacido en El Manteco, estado Bolívar.
Hoy cuando se han cumplido 57 años de ese acto celebrado en el mes de julio de 1967, frente al centro comercial de esa zona residencial, la emblemática urbanización presenta un estado de olvido y problemas que no permiten una mejor calidad de vida a sus habitantes.
Construidas por el desaparecido Banco Obrero, las otrora «casitas de paloma» de 73 metros de construcción, –decía la gente en esa época–, conformaron al paso de los años una importante zona residencial que colindaba con hatos frutales y granjas donde eran criadas ovejas y chivos.
El Naranjal, en los actuales momentos no presenta su mejor rostro debido al olvido y a los efectos del tiempo que han originado la acumulación de problemas y la carencia de servicios de un área urbanística, digamos, pionera en el crecimiento del norte de Maracaibo. Uno de ellos, el colegio «Luis Beltrán Ramos» donde estudiantes y docentes piden a gritos la dotación y refacción de la estructura.
A los habitantes de la urbanización El Naranjal no les importa cual organismo llegue primero, sino que el que atienda el llamado comience arreglando la deteriorada vialidad, colegio, parques, plazas y le regale una mano de pintura a los descoloridos edificios de apartamentos.
El deterioro de la vialidad ha ocasionado la pérdida de la capa asfáltica en algunas calles a riesgo de transitar en vehículos que pueden sufrir desperfectos. Este es uno de sus principales problemas. Asimismo, la ausencia de alumbrado público, aún cuando el castigo de apagones ha mermado un poco, los residentes aspiran que las bombillas quemadas puedan ser sustituidas.
«Otro sufrimiento que tenemos aquí es la ausencia de vigilancia policial a cualquier hora del día. Si bien los atracos a estudiantes y habitantes han bajado, la policía debería hacer sus rondas» dijo Luz Marina Vilchez quien habita uno de los apartamentos cercano al centro comercial.
Explicó que desde que la urbanización fue creada posee una caseta policial, pero «no tiene la dotación de oficiales que puedan brindar seguridad a quienes vivimos aquí. Desde su fundación, El Naranjal contaba con patrullaje de policías a pie. Eran llamados de punto que podían ser ubicados rápidamente ante cualquier emergencia de seguridad».
Por su parte Víctor Martínez, profesor jubilado de LUZ, dijo que si bien reclaman algunas carencias, debe reconocerse el funcionamiento de la recolección de la basura y el suministro del gas doméstico a cargo de la Alcaldía de Maracaibo. En cuanto al servicio de agua por tubería destacó que aunque no es permanente, ni están conformes, Hidrolago está enviando el líquido cada 12 a 15 días. Antes, afirmó, tardaba en llegar hasta más de un mes.
En un momento de su historia El Naranjal fue conocida como la urbanización de los periodistas, en razón que fueron parte de su fundación profesionales de la comunicación social que hoy no están entre nosotros, entre ellos, Heberto Camacho, Nerio «Camarita» Flores, Alfonso Duque, Jesús Zarraga, Luis Hidalgo Colina y Alejo González.
Aún vive allí el exsecretario del CNP- Zulia, Vinicio Castro Pimentel, muy recordado por su constancia gremial y hermano de otros grandes del periodismo venezolano, Elbano, Heberto y Pedro Castro Pimentel. Además otros fundadores son Rubén Mena hoy residenciado en Chile y José Luis Castillo.
En El Naranjal creció y desarrolló su mejor talento la siempre recordada Gladys Vera Mora «Sempiterna Reina de la Gaita». También los vecinos podían deleitarse saludando al ver en sus calles a Danelo Badell, «Cañón Viejo», destacado gaitero que nos ha dado grandes satisfacciones a los amantes de este género musical. También creció en esa urbanización una reina de la Feria de La Chinita, la hermosísima Deyanira Sánchez, entre otras.
Andinos, orientales, llaneros, caraqueños, larenses, otros nacidos en el exterior y gente venida del interior del estado Zulia, fue la conformación de las familias que poblaron en sus inicios a El Naranjal, integrada a su vecina La Trinidad, La California y al nacimiento, posterior de San Jacinto, Monte Claro, Villa Delicias, La Pícola y otros conjuntos residenciales que han poblado el norte de la urbe marabina, cercanos a las orillas del lago.
Las necesidades son varias, incluidos los espacios deportivos y la infraestructura del colegio, entregado por el Presidente Raúl Leoni a la generación fundacional y a las que han seguido después. Hoy unos dentro y fuera del país.
La aspiración de la gente de El Naranjal es que el llamado llegue a cualquiera de los tres niveles de gobierno y, más temprano que tarde, este populoso sector de la parroquia Juana de Ávila pueda celebrar en grande el ¡Cumpleaños Feliz!, encaminando su rumbo a las seis décadas de su fundación.
Fuente: 800 Noticias