Mons. Pérez Lavado: “La Virgen, madre de la esperanza, nos llama a no dejarnos desanimar”

Monseñor Enrique Pérez Lavado, obispo de Maturín, presidió la eucaristía celebrada este sábado a las 5.00 de la tarde, en la Basílica Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, con motivo de la Bajada de la Virgen de la Chinita.

La ceremonia reunió a miles de devotos, quienes escucharon con atención las profundas reflexiones del obispo sobre la figura de María en la fe cristiana.

Durante su homilía, monseñor Pérez Lavado se refirió a la Virgen como “madre de la esperanza” y enalteció su rol como guía hacia Jesús. Utilizando una metáfora de los padres de la iglesia, expresó que: “María es la luna que nos alumbra, no con luz propia, sino como un reflejo perfecto de la luz que proviene de Dios”.

El obispo explicó que la aparición de la Chinita representa un “ejercicio sinodal”, enfatizando la importancia de acompañar al pueblo. “María refiere a su hijo, pero no solamente a él, sino a toda la trinidad, por eso la mayor Gloria que podemos rendir a María es esa que los zulianos le cantamos en el Gloria a ti, casta Señora”.

Instó a los fieles a no desmayar en su fe, recordando que “la Virgen nos pide que nos dejemos conducir por el Señor”. “La Virgen, madre de la esperanza, nos llama a no dejarnos desanimar. Ni a dejarnos arrastrar por las aguas tormentosas”, enfatizó.

A su vez, subrayó que “hoy tenemos que ser conscientes de que Venezuela es sanable de todas las miasmas que la mantienen enferma y que solo puede ser sanado por Cristo Jesús y María”.

También destacó el significado de la consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento del Altar, que cumple 125 años, reafirmando el papel fundamental de María en la historia de la salvación.

Manifestó que “el hijo de Dios y Salvador viene a nosotros a través de María”, rememorando que ella le dio a luz en Belén y lo presentó en las bodas de Caná, donde instruyó a los presentes a “hacer lo que él les diga”.

Aseveró que María es el modelo perfecto de discípula, cuya vida está centrada en conducir a otros hacia Cristo.

Pérez Lavado hizo un llamado a los feligreses a seguir a la Virgen con atención y confianza, animándolos a dejarse guiar hacia el Señor. Además, recordó que la devoción a María debe llevar a un encuentro con Jesucristo, como lo enseña la iglesia.

Al finalizar la eucaristía se le impuso a monseñor Enrique Pérez Lavado, obispo de Maturín, el Relicario de Oro en su Única Clase.

Tras la Bajada, los marabinos se unirán en procesión para acompañar a la Dama del Saladillo.

Este domingo 27 de octubre, la réplica de la Patrona del Zulia recorrerá los pueblos del agua, partiendo desde el malecón de Maracaibo.

Este evento celebra los 315 años de su aparición y, además, se enmarca en la conmemoración de los 125 años de la consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento del Altar.

 

 

 

 

 

Fuente: La Verdad

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