El caso de Durkis Karina Hernández Briceño, ingeniera desaparecida el 28 de julio en Charallave, ha tenido un desenlace trágico. Luego de semanas de búsqueda, las autoridades encontraron sus restos en el sector Las Brisas, estado Miranda, lo que ha causado profunda conmoción en la comunidad.
Durkis, de 37 años, salió de su hogar en Mirador de Caiza para comprar un pastel para celebrar el cumpleaños de su esposo, un acto cotidiano que culminó en tragedia. Su desaparición movilizó tanto a familiares como a las autoridades, quienes realizaron intensas investigaciones hasta que un sospechoso, identificado como Keiber, confesó su implicación en el crimen y indicó dónde ocultó el cuerpo de la ingeniera.
La desaparición de Durkis no solo fue un caso impactante, sino que resaltó la vulnerabilidad de muchas mujeres en el país. La ingeniera se desempeñaba en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES) en Catia y era madre de tres hijos. Su muerte ha dejado un vacío en su familia y tristeza entre sus colegas y amigos, quienes destacan su profesionalismo y dedicación.
El principal sospechoso se encuentra bajo custodia, y su confesión ha permitido avanzar en las investigaciones. Los restos de Durkis fueron enviados al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses para confirmar su identidad y recoger más pruebas en su contra.
Este caso ha generado un llamado a la reflexión sobre la seguridad y la necesidad de fortalecer las medidas preventivas en la comunidad. La familia y amigos de Durkis piden justicia, un reclamo que ha resonado en Charallave y que refleja la urgencia de abordar la violencia de género en el país.
DCN/Agencias