Argentina presenta características atractivas, como la riqueza en recursos naturales y una sólida fuerza laboral. Sin embargo, la inestabilidad política ha dificultado que el país atraiga inversores, ya que las reglas del juego suelen cambiar a favor del Estado y en detrimento de las empresas privadas.
En este contexto, el presidente Javier Milei ha lanzado una iniciativa para abordar estas dificultades, ofreciendo a las empresas mayores garantías sobre sus inversiones. De acuerdo con información de Bloomberg, las empresas del sector energético y minero están comenzando a solicitar incentivos fiscales y aduaneros, así como facilidades cambiarias, que estarían vigentes por 30 años.
Milei, quien asumió el poder hace un año, estima que las empresas podrían comprometerse a invertir más de 50 mil millones de dólares bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Hasta la fecha, se han presentado seis proyectos que representan alrededor del 15% de la inversión prevista.
La eliminación de los controles cambiarios es vista como esencial para atraer más capitales. Actualmente, el RIGI exige a los inversores convertir dólares a pesos según un tipo de cambio regulado por el gobierno, lo que limita su capacidad de financiamiento local. Sergio Caveggia, de Ernst & Young, destacó que la unificación del tipo de cambio es clave para el crecimiento del RIGI.
El programa de incentivos, implementado a finales de agosto, forma parte de la estrategia de Milei para desregular la economía argentina. Sin embargo, existe preocupación entre algunos analistas sobre que esto pueda llevar a una nueva versión de la «maldición de los recursos», donde las ganancias de la explotación de recursos no beneficien a la economía local.
DCN/Agencias