Las siestas en los niños son más que un simple momento de descanso; constituyen una herramienta clave para su desarrollo integral. La incorporación de este hábito favorece la salud y bienestar de los pequeños, impactando positivamente en su estado de ánimo, autoestima, creatividad y sociabilidad. Además de contribuir al crecimiento físico y mental, las siestas también juegan un papel importante en el bienestar emocional y social, tal como revelan diversos estudios que resaltan sus efectos benéficos en el comportamiento infantil.
Beneficios de las siestas
Promueven el crecimiento: El sueño, incluidas las siestas, es vital para la liberación de la hormona del crecimiento, esencial para el desarrollo físico de los niños.
Mejoran el rendimiento escolar: Existe evidencia que relaciona la falta de descanso con un rendimiento académico deficiente y un mayor riesgo de retraso en el desarrollo del lenguaje.
Además, las siestas ayudan a los niños a enfrentar el calor intenso, ya que les permiten relajarse y recuperar energías. Este descanso diurno facilita también que se duerman más fácilmente por la noche, llegando a la hora del sueño más relajados. Las siestas son especialmente útiles cuando los pequeños asisten a celebraciones que se extienden hasta la noche, como cumpleaños o festividades navideñas, ya que les permiten recobrar fuerzas y evitar actitudes incómodas durante esos eventos.
La duración de la siesta puede variar según la edad y requerimientos de cada niño, pero existen pautas generales que pueden seguirse:
Es fundamental respetar los tiempos de sueño de cada niño y evitar interrumpir sus siestas, ya que esto podría afectar su sueño nocturno y su ritmo biológico.
DCN/Agencias