El Gobierno de Argentina, el 6 de enero, denunció que el presidente Nicolás Maduro mintió al afirmar que el gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo, detenido en Venezuela desde diciembre, tenía planes para atentar contra la vida de la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
La ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, rechazó estas acusaciones, indicando que son una muestra de la desesperación del régimen de Maduro. Bullrich enfatizó que su país no tolerará más «atropellos» y exigió la liberación de Gallo. En un mensaje en la red social X, el portavoz del Ejecutivo argentino, Manuel Adorni, también criticó las afirmaciones de Maduro, llamando a los dictadores «cobardes y profundamente mentirosos».
Las acusaciones de Maduro surgieron durante un mensaje televisado, donde afirmó que el suboficial tenía «vínculos con el terrorismo» y planes para atentar contra la vicepresidenta. Maduro desestimó la idea de que Gallo había viajado a Venezuela por motivos personales, señalando que el gendarme tiene a su familia en Argentina.
Además, Maduro sostuvo que el Gobierno argentino estaría involucrado en planes de violencia contra Venezuela y reiteró sus acusaciones sobre la detención de Gallo. Por su parte, el Ejecutivo de Javier Milei solicitó medidas cautelares a la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la detención de Gallo y presentó una denuncia ante el Tribunal Penal Internacional por «detención arbitraria» y «desaparición forzada», calificando la situación como una violación de derechos humanos.
Con esta situación, las relaciones entre ambos países se han deteriorado, creando un contexto de tensión diplomática en la región.
DCN/Agencias