En los últimos años, Estados Unidos ha ido alejándose de su rol como defensor del libre comercio y la reducción de aranceles que promovió después de la Segunda Guerra Mundial. Esta situación surge como respuesta a la pérdida de empleos en el sector industrial y al ascenso de China como una potencia económica.
Actualmente, los aranceles son un tema relevante, especialmente con las políticas del expresidente Trump, quien los mencionó como posibles sanciones. Los aranceles son un porcentaje del precio que un comprador paga a un vendedor en el extranjero y son recaudados por aduanas en puertos estadounidenses. Por ejemplo, los aranceles para vehículos suelen ser del 2.5% y del 6% para zapatos de golf.
En general, las tasas arancelarias son más bajas para países con los que Estados Unidos tiene acuerdos comerciales, como el tratado entre Estados Unidos, México y Canadá, que permite la libre circulación de bienes entre estas naciones.
Los economistas tienden a ser críticos con los aranceles, considerándolos como una forma poco efectiva de recaudación y de fomento económico. En cuanto a la percepción de los aranceles, Trump argumentó que son pagados por otras naciones; sin embargo, el pago recae en los importadores estadounidenses, quienes a menudo trasladan esos costos a los consumidores mediante precios más altos. Esto puede afectar en mayor medida a las empresas extranjeras, que pueden necesitar ajustar sus precios para mantener su competitividad en el mercado estadounidense.
Trump se ha manifestado a favor de los aranceles, asegurando que generarán empleo, reducirán el déficit y permitirán mejorar servicios gubernamentales. Durante su mandato, aplicó aranceles a diversos productos importados, especialmente de China.
DCN/Agencias