Un accidente trágico ocurrió en Cincinnati, Ohio, el 27 de diciembre, cuando una niña de apenas 3 años, identificada como Kingsley Renee Wright, fue fatalmente atacada por los perros de su familia. La menor se encontraba de visita con familiares durante las festividades navideñas.
Según se ha reportado por las autoridades del Condado de Hamilton, el padre de la niña realizó una llamada al servicio de emergencias para informar sobre el incidente. En dicha llamada, explicó: “Me acabo de despertar y mi hija está muerta. Hay sangre por todas partes, no entiendo qué pasó”.
Durante la conversación, el padre indicó que los perros estaban en jaulas en el momento del ataque, lo que le causó confusión respecto a cómo se pudo haber producido el ataque. Afirmó que, si efectivamente fueron sus mascotas, él habría escuchado lo sucedido.
Kingsley era descrita en su obituario como «una niña feliz, siempre sonriente y con un espíritu positivo», y sucumbió a las graves heridas ocasionadas durante el ataque. Su madre, Gina Smith, en un testimonio a los medios, expresó su profundo dolor y confusión. “No tenía idea de que mi hija estaría cerca de perros peligrosos. Nunca habría permitido que algo así sucediera”, comentó, y pidió respuestas sobre las circunstancias que rodearon la tragedia.
Los agentes de la Policía de Cincinnati que llegaron al sitio recibieron instrucciones de apagar sus cámaras corporales debido a la naturaleza gráfica de las lesiones de la niña. Un oficial fue escuchado sugiriendo que será necesario que control de animales se encargue de dos perros. En total, tres perros fueron retirados del lugar y llevados al refugio Cincinnati Animal CARE, donde se encuentran en cuarentena por diez días, de acuerdo con las normativas vigentes ante mordeduras.
El caso sigue siendo objeto de investigación mientras la familia lucha por entender lo ocurrido en una jornada que debió ser de celebración.
DCN/Agencias