El bullying representa un problema serio que afecta a numerosos niños y adolescentes en diversas partes del mundo. Es vital que los padres estén atentos a las señales que podrían indicar que sus hijos son víctimas de acoso escolar.
Por lo general, los niños no suelen hablar sobre el bullying debido al miedo o la vergüenza que sienten, por lo que resulta esencial observar cualquier cambio en su conducta.
Una de las primeras advertencias es un cambio en el humor o la actitud. Si tu hijo antes era alegre y sociable, pero ahora se muestra más retraído, triste o ansioso, podría estar enfrentando dificultades en la escuela. Otros signos pueden incluir el temor a ir a clases, excusas frecuentes para no asistir o quejarse constantemente de dolores físicos, como cefaleas o molestias estomacales.
Bajo rendimiento académico
Otra señal importante es la caída en el rendimiento escolar. Los niños que sufren bullying a menudo pierden interés en sus estudios, sus calificaciones descienden y pueden dejar de asistir a actividades escolares que anteriormente disfrutaban. Esto puede atribuirse al estrés emocional que genera el acoso, afectando su concentración y capacidad de aprendizaje.
El aislamiento social también es un indicativo relevante. Si observas que tu hijo se aleja de sus amigos, evita participar en actividades extracurriculares o pasa más tiempo solo, podría ser señal de que está viviendo un episodio de acoso. El bullying puede impactar gravemente la autoestima, lo que lleva al niño a alejarse de las personas cercanas.
Por último, es crucial estar atentos a signos físicos como moretones, raspaduras u otros indicios de violencia. En ocasiones, los niños pueden regresar a casa con objetos dañados o que faltan, lo cual puede señalar intimidad.
Iniciar una conversación con tu hijo en un entorno seguro y sin juicio es un paso primordial. Adicionalmente, es recomendable que te comuniques con los docentes o el personal de la escuela para investigar la situación y tomar las medidas necesarias para frenar el acoso.
DCN/Agencias