Caracas, 26 de febrero de 2025 – Los padres de una niña de 8 años, identificada como Elizabeth Struhs, fueron condenados a un mínimo de 14 años de prisión tras la muerte de su hija por la privación de insulina. La pareja, Jason y Kerrie Struhs, se dejó influenciar por una secta cristiana conocida como "Los Santos", que creía que su hija sería sanada por Dios.
Elizabeth falleció el 7 de enero de 2022 en su hogar en Toowoomba, Australia, después de que su padre, Jason Struhs, de 53 años, afirmara que su hija ya no requería tratamientos para su diabetes tipo 1. Su madre, Kerrie, de 49 años, apoyó esta decisión y aconsejó la retirada de la insulina, instigada por al menos otros 12 miembros de la secta. Durante el juicio, todos los implicados fueron hallados culpables de homicidio.
El juez de la Corte Suprema de Queensland, Martin Burns, sentenció al líder de la secta, Brendan Stevens, de 63 años, a 13 años de prisión, catalogándolo como un “individuo peligroso y manipulador”. Otros once miembros recibieron penas que oscilaron entre seis y nueve años, habiéndose encontrado culpables de no intervenir durante la agonía de Elizabeth.
No es la primera vez que la pareja enfrenta problemas legales por el cuidado de su hija. En 2019, Elizabeth fue hospitalizada por una complicación de diabetes no diagnosticada. En esa ocasión, Jason aceptó la responsabilidad por no procurar atención médica oportuna, resultando en una sentencia suspendida tras delatar a su esposa, quien fue condenada a 18 meses de prisión.
El juicio reveló que, tras la liberación de Kerrie en diciembre de 2021, Jason se unió a la secta, un giro que facilitó la tragedia. Elizabeth tuvo un desenlace fatal solo tres semanas después de que su madre recuperara la libertad. Su estado de salud se deterioró drásticamente y, a pesar de tener insulina disponible, nadie le proporcionó tratamiento médico.
Aunque algunos miembros de la secta insistieron en que seguían la voluntad de Dios, el juez recordó que su visión espiritual no justificaba poner en riesgo la vida de una menor. Elizabeth finalmente sucumbió a una cetoacidosis diabética, y su muerte fue seguida por un largo periodo en el que la secta continuó celebrando rituales en torno a su cuerpo, antes de que se diera aviso a las autoridades.
El caso ha suscitado preocupaciones sobre los peligros que representan grupos con creencias extremas y su rechazo a la medicina convencional, lo que puede resultar en situaciones fatales como la de Elizabeth Struhs.
DCN/Agencias