El 12 de marzo, la Unión Europea (UE) reaccionó rápidamente a los aranceles de hasta 258 % impuestos por Estados Unidos al acero y aluminio importados, que comenzaron a regir el mismo día. La Comisión Europea calificó estas medidas de «injustificadas» y perjudiciales para el comercio transatlántico, además de afectar a empresas y consumidores al encarecer productos.
La Comisión anunció la implementación de contramedidas que suman 26.000 millones de euros, afectando una variedad de productos estadounidenses desde textiles hasta bienes agrícolas, con un impacto equivalente al de las tarifas estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respondió afirmando que Washington también tomará medidas en respuesta a estas contramedidas. Trump destacó que si le imponen tarifas, también las impondrá a la UE, cuestionando el porqué del descontento y defendiendo la justicia de su postura.
En un movimiento similar, Canadá impuso un arancel del 25% a productos como computadoras y equipos deportivos de EE. UU., como reacción a las medidas de Trump sobre el acero y el aluminio. Esta respuesta canadiense, que comenzará el 13 de marzo, tiene un valor estimado de 20.700 millones de dólares, según el ministro de Finanzas, Dominic LeBlanc. Estos nuevos gravámenes se suman a los ya implementados sobre bebidas alcohólicas, jugo de naranja y electrodomésticos, y LeBlanc sugirió que podrían aplicarse más aranceles en el futuro.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, mencionó que el país está atento a la posible imposición de tarifas por parte de EE. UU. sobre el acero y el aluminio a partir del 2 de abril. Sheinbaum comentó que evaluarán su respuesta y que, de ser necesario, tomarán acciones de reciprocidad, mientras continúan los diálogos respetuosos con el gobierno estadounidense.
DCN/Agencias