Los hematomas espontáneos, comúnmente conocidos como morados, pueden surgir sin un golpe visible, y esto se debe a distintas condiciones médicas y factores del día a día. Estas manchas se forman cuando los capilares, que son pequeños vasos sanguíneos, se rompen, lo que provoca que la sangre se acumule bajo la piel.
A medida que las personas envejecen, tanto la piel como los vasos sanguíneos pierden elasticidad, facilitando la aparición de moretones incluso con toques ligeros o sin una causa clara.
La ausencia de algunas vitaminas, especialmente la C y K, puede influir en la coagulación sanguínea y la fortaleza de los vasos sanguíneos, lo que a su vez podría aumentar la formación de hematomas. La vitamina C es fundamental para el colágeno, mientras que la vitamina K es esencial para la coagulación efectiva.
Existen ciertas condiciones médicas, como la hemofilia o la enfermedad de Von Willebrand, que afectan la capacidad del organismo para coagular la sangre, generando moretones sin causa aparente.
Algunos medicamentos, incluidos anticoagulantes y corticosteroides, pueden alterar la viscosidad de la sangre o debilitar los vasos sanguíneos, lo que incrementa el riesgo de hematomas espontáneos.
El hígado es crucial en la producción de proteínas necesarias para la coagulación. Desórdenes hepáticos, como la cirrosis, pueden ocasionar hemorragias y moretones inexplicables.
Enfermedades como el lupus pueden afectar los vasos sanguíneos, resultando en una mayor fragilidad capilar y provocando hematomas con mayor facilidad.
Si la aparición de morados es frecuente, aumenta de tamaño o va acompañada de síntomas adicionales como sangrados nasales o en las encías, se aconseja buscar atención médica para evaluar posibles problemas de salud más serios.
Fuente: Diario 2001
DCN/Agencias