El té blanco es un tipo de té poco procesado, que se obtiene a partir de la recolección de los brotes más tiernos de la planta Camellia Sinensis. Estas hojas son secadas al sol o a baja temperatura, sin ser enrolladas ni formadas. Durante este proceso, puede haber una oxidación mínima, lo que causa que algunos tés blancos, como el famoso White Peony, presenten hojas de diferentes tonalidades: blanco, verde y marrón.
A diferencia del té negro y del verde, el té blanco no pasa por procesos de maduración ni oxidación. Esto significa que al preparar una infusión, las hojas se encuentran en el mismo estado en que fueron cosechadas. Esta característica le permite conservar su alto contenido de antioxidantes y otros beneficios.
China, y en particular la provincia de Fujian, es el mayor productor de té blanco. Este es considerado el té más costoso, ya que solo se cosecha una vez al año, a diferencia de los tés verde y negro, que pueden ser recogidos hasta cinco veces en el mismo periodo.
A pesar de su origen en China y su importancia en la cultura local, el té blanco no tiene la misma popularidad en Occidente que otras variedades. Su proceso de elaboración sencillo contribuye a que mantenga sus propiedades y ofrezca un sabor fresco y delicado.
Entre los beneficios del té blanco se encuentran:
En términos nutricionales, una taza de té blanco proporciona:
DCN/Agencias