El 28 de febrero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió en la Casa Blanca con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski. La cita tenía como propósito la firma de un acuerdo sobre la participación de EE. UU. en la explotación de minerales en Ucrania, como compensación por el apoyo brindado tras la invasión rusa en 2022.
Durante el encuentro, ambos líderes, acompañados por altos funcionarios y asesores, respondieron preguntas de la prensa. Sin embargo, la conversación se tornó tensa al abordar la falta de agradecimientos de Zelenski hacia EE. UU. por su apoyo militar. Trump y su vicepresidente, JD Vance, enfatizaron que sin el armamento estadounidense, la guerra con Rusia habría sido mucho más corta y, además, advirtieron a Zelenski sobre la delicada posición de Ucrania en las negociaciones.
Trump afirmó que las tropas ucranianas enfrentan “escasez de soldados” y no están ganando la guerra. En respuesta a la preocupación de Zelenski sobre la diplomacia, Vance cuestionó su nivel de agradecimiento hacia Estados Unidos, generando un clima de tensión.
La discusión se volvió más crítica cuando Zelenski manifestó que no debería ceder ante Moscú. Trump respondió que para lograr la paz, debía estar dispuesto a hacer concesiones, lo que intensificó el conflicto verbal. Este momento se considera un punto de inflexión para Ucrania en medio de la guerra.
A pesar de que Zelenski se mostró dispuesto a discutir el acuerdo sobre minerales, él exigió garantías de seguridad de EE. UU., lo que no fue aceptado por Trump. La reunión culminó sin la firma del acuerdo, y Zelenski abandonó la Casa Blanca bajo una atmósfera de desánimo.
Posteriormente, Zelenski intentó manejar la situación, agradeciendo públicamente a EE. UU. por su apoyo en redes sociales y reconociendo que el encuentro había sido complicado. Sin embargo, Trump comunicó que para reiniciar las negociaciones, Zelenski debería manifestar su deseo de paz.
La incertidumbre se intensificó tras reportes de que EE. UU. podría cancelar la ayuda militar a Ucrania. Mientras tanto, Vladimir Putin no hizo comentarios sobre el altercado, lo que podría interpretarse como un momento ventajoso para él.
Esta situación deja a Ucrania ante un escenario difícil, con preocupaciones sobre su futuro territorial y el apoyo internacional que podría verse afectado.
DCN/Agencias