La actriz canadiense de 35 años, Jasmine Mooney, famosa por su participación en American Pie: The Book of Love, vivió una pesadilla migratoria en Estados Unidos al ser detenida por casi dos semanas por funcionarios de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Su arresto se produjo el 3 de marzo al intentar cruzar la frontera desde México, siendo trasladada al Centro de Detención Regional de San Luis, Arizona.
Mooney, quien reside en Los Ángeles y es la fundadora de Holy! Water, había enfrentado problemas migratorios desde noviembre de 2024, cuando su visa de trabajo fue anulada tras un viaje a Vancouver. Siguiendo el consejo de su abogado, viajó a México para regularizar su situación laboral, llevándole una oferta de empleo. Sin embargo, las autoridades en la frontera le informaron que debía realizar el trámite en un consulado y no allí mismo, lo que llevó a su detención inmediata.
Durante su paso por el centro de detención, Mooney relató haber experimentado condiciones extremas que la dejaron debilitada y confundida. Tras su liberación, regresó a Canadá el pasado fin de semana. En sus redes sociales, compartió lo que se convirtió en una angustiante experiencia, calificando el lugar como “un experimento psicológico profundamente perturbador”. Agradeció a todos aquellos que apoyaron su liberación y anunció que planea escribir un ensayo sobre lo vivido.
Su madre, Alexis Eagles, utilizó las redes para exponer las penosas condiciones que su hija y otras mujeres detenidas atravesaron. Denunció que las mantenían en una celda de concreto sin luz natural, con iluminación fluorescente continua y con acceso limitado a las necesarias instalaciones sanitarias.
En una entrevista con ABC10, Mooney describió su experiencia como una sensación de “secuestro” y parte de un “experimento social”. Sostuvo que si hubiera conocido los riesgos de intentar ingresar a EE. UU. sin la visa adecuada, nunca lo habría hecho.
El primer ministro de Columbia Británica, David Eby, levantó su voz pidiendo al gobierno canadiense que intervenga para proteger a sus ciudadanos, cuestionando qué les podría ocurrir a otros canadienses en situaciones similares. Esta historia, además, resalta la creciente tensión entre Canadá y Estados Unidos en medio de disputas comerciales y políticas.
DCN/Agencias