Un importante cambio se está registrando en los hábitos de comunicación, particularmente entre la Generación Z, que ha crecido rodeada de teléfonos inteligentes pero que muestra una creciente aversión a las llamadas de voz. Según investigaciones, el 23% de esta generación nunca responde a las llamadas, sin importar quién sea el remitente.
Incluso es más impactante que el 56% asocie las llamadas telefónicas con malas noticias, lo que refuerza la tendencia de que la comunicación cara a cara está cediendo terreno a las interacciones por texto. Este fenómeno, conocido como «telefobia», trasciende la simple preferencia por los mensajes de texto; refleja cambios más profundos en el comportamiento, motivados por el deseo de controlar la conversación, mantener la privacidad y reducir la ansiedad en la comunicación digital.
A diferencia de generaciones anteriores que solían basar sus interacciones en llamadas telefónicas, muchos jóvenes ahora las consideran intrusivas e innecesarias. Los expertos apuntan que esta aversión se origina en el deseo de tener control sobre las conversaciones. A través de mensajes de texto, se puede redactar, editar e incluso borrar antes de enviar, mientras que las llamadas requieren respuestas inmediatas, lo que puede generar incomodidad o confusiones.
La antropóloga Zoia Tarasova indica que esta tendencia no es solo una cuestión de comodidad; refleja un rechazo más amplio a la urgencia en la comunicación. «Los jóvenes están cada vez más reacios a la expectativa de responder de inmediato. Prefieren procesar sus pensamientos en lugar de ser presionados en tiempo real», señala.
Asimismo, el crecimiento de las llamadas fraudulentas y el spam ha llevado a una mayor desconfianza entre los usuarios, afectando a todas las edades. Para contrarrestar esto, los gobiernos están implementando regulaciones que obligan a los teleoperadores a utilizar prefijos específicos que ayuden a los consumidores a distinguir las llamadas de ventas de las legítimas.
En el entorno laboral, esta telefobia ha presentado retos significativos, sobre todo en la contratación. Muchos empleadores enfrentan dificultades para contactar candidatos jóvenes, quienes a menudo ignoran las llamadas de reclutadores. Algunas empresas han optado por el correo electrónico y herramientas de mensajería para conectar con potenciales empleados. Esta tendencia también se ha reflejado en el día a día de las oficinas, donde jóvenes empleados evitan realizar o contestar llamadas necesarias para su trabajo, lo que ha llevado a algunas empresas a implementar programas de formación y estímulos para abordar esta situación.
DCN/Agencias