El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, sorprendió al país al conceder la explotación del Campo Sacha, uno de los más importantes del país, a la empresa Sinopetrol, un consorcio con capitales chinos y canadienses. Este hecho se anunció el 1 de marzo y generó críticas entre la oposición y especialistas del sector.
Sinopetrol se encargará del campo por 20 años y se espera que inviertan 1.716 millones de dólares para aumentar la producción de 75,000 barriles diarios a 100,000 en tres años. Sin embargo, antes de comenzar a operar, la empresa debe pagar una “prima de entrada” de 1.500 millones de dólares. El gobierno ecuatoriano asegura que esos fondos se utilizarán para inversiones sociales en el país.
La decisión ha suscitado cuestionamientos, especialmente de Luisa González, candidata del correísmo, quien criticó que el contrato se otorgara sin licitación, en un período de Carnaval, y que no se permitiera la competencia entre otras empresas. También señaló que de los beneficios de la producción, solo el 12,5% quedaría para el Estado y mencionó una supuesta vinculación de la empresa con la familia Noboa, lo cual fue negado por el presidente en un comunicado.
Santiago Carranco Paredes, analista en relaciones internacionales, destacó la inusual naturaleza del acuerdo y advirtió que la falta de licitación y la exigencia de pago inmediato crean «una inseguridad jurídica brutal». Además, indicó que el Estado habría podido optar por un modelo más rentable, dado que se conoce la capacidad del Campo Sacha.
La urgencia de Noboa para asegurar la inversión puede estar relacionada con la necesidad de recursos para afrontar la situación del país, especialmente en el contexto actual de un conflicto interno y las próximas elecciones.
DCN/Agencias