Venezolanos en EE.UU. expresan su indignación ante las deportaciones: temen enfrentar encarcelamiento en El Salvador o convertirse en presos políticos en su tierra natal

Inmigrantes venezolanos en Estados Unidos enfrentan un clima de miedo e indignación tras la deportación masiva de sus compatriotas a una cárcel de alta seguridad en El Salvador. Muchos de estos deportados eran indocumentados que buscaban una mejor vida. La Casa Blanca ha calificado a algunos de ellos como «monstruos» y «terroristas», generando una polarización en la opinión pública, donde activistas y familiares defienden su situación.

Se reporta que menos de la mitad de los 238 venezolanos deportados tienen supuestos vínculos con la organización criminal Tren de Aragua, lo que se ha utilizado como justificación para las deportaciones sin el debido proceso legal.

Una familiar expresó su temor sobre un pariente que trabaja en construcción en Texas, temiendo que en cualquier momento sea identificado con la banda y deportado. Otra familiar mencionó que su ser querido había protestado contra el régimen de Nicolás Maduro, cuestionando qué pasaría si es encarcelado al regresar a Venezuela.

Las preocupaciones se han intensificado desde que la administración de Trump anunció que no renovaría el Estatus de Protección Temporal (TPS) para miles de venezolanos, dejando a 348,000 personas en riesgo desde abril de 2023. Se estima que otros 300,000 perderán su protección en septiembre.

Familias reportan ansiedad severa, crisis nerviosas y hasta intenciones de suicidio. Algunos padres han tomado medidas anticipadas, preparando documentos para ceder la custodia de sus hijos a amigos en caso de deportación.

El reconocimiento de los deportados ha aumentado, especialmente tras la publicación de un video por el presidente salvadoreño Nayib Bukele, donde se presentan a migrantes con múltiples tatuajes. Familias han identificado a sus seres queridos entre los deportados, como Mervin José Yamarte y Ysqueibel Peñaloza, preocupándose por otros miembros de la comunidad que han desaparecido de las listas públicas de detención.

El caso de Sebastián García Casique ha generado preocupación en su familia, ya que se teme que su tatuaje se interprete mal. Este episodio ha impactado la percepción de la comunidad venezolana hacia la administración Trump, que ya no se ve exclusivamente como una amenaza a criminales, sino a cualquier venezolano, incluyendo a residentes legales.

DCN/Agencias

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