El Papa Francisco, argentino de nacimiento, no ha visitado su país en 12 años de pontificado: Un análisis de los motivos detrás de esta ausencia

Cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, viajó al cónclave en el Vaticano para elegir al sucesor de Benedicto XVI, no imaginaba que sería la última vez que pisaría suelo argentino. A los 76 años, no era considerado uno de los favoritos para el cargo, según analistas. Guillermo Marcó, un sacerdote de Buenos Aires, recordó que Bergoglio partió con un aire de tristeza, preparándose para su retiro en el Hogar Sacerdotal.

Sin embargo, su elección como papa fue una sorpresa global, dando inicio a un papado de 12 años. Gustavo Vera, un amigo cercano, compartió que Francisco pensó que su mandato sería breve, creyendo que podría abdicar por su edad o salud.

Durante su papado, Bergoglio mantuvo una conexión constante con Argentina, intercambiando cientos de cartas con Vera, donde expresaba su interés por la cultura y el fútbol de su país. A pesar de ello, en 12 años, no visitó Argentina; realizó viajes a Brasil, Bolivia, Paraguay y Chile, pero su país natal se quedó fuera.

Su relación con Argentina se volvió compleja. Inicialmente, había un gran orgullo por su elección, pero la percepción se volvió negativa. Según una encuesta, la imagen favorable del papa en su país cayó del 91% en 2013 a 64% en 2024.

Su ausencia también fue notable en medio de la crisis económica que enfrentaba Argentina, con alta inflación y pobreza. Vera explicó que Francisco evitaba el uso político de su presencia en su país, buscando facilitar la unidad nacional.

A pesar de estas explicaciones, muchos argentinos sentían decepción por su falta de visitas. El concepto de «grieta» en la política local complicó aún más su imagen, mientras él mismo negó estar afiliado al peronismo, a pesar de la percepción popular.

Las controversias en su liderazgo, desde acusaciones de ser «un cultor del pobrismo» hasta la imagen de cercanía con ciertos políticos, dividieron aún más la opinión pública. Sin embargo, otros reconocieron su enfoque en la justicia social y solidaridad.

Francisco, a pesar de mantener vínculos con su país, fue visto como un líder global más que local. Jorge Ignacio García Cuerva, el nuevo arzobispo de Buenos Aires, destacó que muchos no permitieron que Bergoglio fuera simplemente Francisco, el papa del mundo.

DCN/Agencias

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