El presidente de Rusia, Vladimir Putin, enfatizó el 21 de abril su disposición para apoyar cualquier iniciativa de paz en Ucrania. Sin embargo, también anunció el fin de la tregua de Pascua, la cual fue un alto el fuego unilateral que Moscú había declarado durante el fin de semana en el marco de las conmemoraciones religiosas. Esta tregua tenía como objetivo calibrar la «sinceridad» del gobierno de Kiev ante posibles negociaciones.
Putin indicó que la respuesta inicial de Ucrania a la propuesta de tregua mostró que Kiev no estaba dispuesto a aceptarla. No obstante, comentó que, tras la intervención de actores externos más astutos, la postura de Ucrania cambió, y rápidamente aceptaron la iniciativa, ya que rechazarla sería una actitud perdedora.
En declaraciones a la prensa, el mandatario ruso destacó que durante la tregua se observó una disminución en la actividad militar ucraniana, aunque según sus informes, también se registraron hasta 5.000 disparos por parte de las defensas de Ucrania, la mayoría dirigidos a derribar aeronaves no tripuladas.
Putin se refirió al cese de los ataques a infraestructura civil como un tema complejo, citando el caso de la Universidad de Sumi, un establecimiento civil donde, según él, se llevó a cabo una ceremonia para condecorar a quienes cometieron crímenes en la región de Kursk. Afirmó que estos individuos deberían ser considerados criminales y recibir las consecuencias por sus acciones en la frontera.
El presidente ruso justificó ataques recientes a infraestructuras civiles en Odesa, incluyendo una planta de producción de misiles, así como un ataque a un restaurante que, según él, albergaba militares o personas merecedoras de castigo. Aseguró que, aunque estas son instalaciones civiles, su uso con fines militares provoca la legitimidad de los ataques.
DCN/Agencias