El animador y productor Luís Olavarrieta escribió una carta dirigida a Miguel Ignacio Mendoza, mejor conocido como Nacho en la que reconoce el valor que tuvo el cantautor al ser orador en la Asamblea Nacional.
Aquí el texto integro:
Nacho:
Con estas líneas busco reconocer el valor que tienes. Desde otras fronteras estuve atento a tu discurso como orador central en la Asamblea Nacional a propósito del Día de la Juventud. Tu voz valiente hizo eco en cada cabeza donde habita el desánimo. A tu manera reanimaste el espíritu del venezolano de bien, que no son pocos. Con habilidad te conectaste con el ciudadano de a pie. Hablaste como se dice en criollo, claro y raspao.
Estar lejos del país magnifica los sentimientos. Causa un efecto muy complejo. La nostalgia, en la mayoría de estos casos, termina ganando la pelea con ventaja.
Conoces bien como es vivir nuestra Venezuela desde el extranjero. Es trabajo de carga pesada. La tristeza te consume la energía. La tensión muscular no se va con un simple relajante. La presión aumenta cuando piensas en los afectos que dejaste. En síntesis, no resquebrajarse constituye un desafío diario. La única sensación que se trae junto con las maletas es miedo. Se vence, pero cuesta tiempo, sudor, dólares y también muchas lágrimas.
Venezuela se nos ha convertido en un clamor. El verdadero descanso lo tiene secuestrado la calamidad revolucionaria. La cabeza va desmembrada del cuerpo. La razón por un lado, los sentimientos por otro. Pero el mundo está consciente de lo que nos pasa.
La gente con apenas reconocer el acento opina, se preocupa. Los cubanos, entre sus lamentos, nos dan clases de supervivencia. Los hermanos colombianos se apenan por la tragedia que vivimos. Algunos argentinos nos auguran un cambio de un momento a otro. Entretanto, los chilenos traen como referencia a Pinochet en sus intervenciones. La pregunta fija : “¿Y qué les pasó?”
Los aspectos positivos aparecen finalizando cualquier encuentro. Sin duda hay que reanimar la cara de desconsuelo. Se habla sobre la belleza de nuestras mujeres, de las canciones de Ricardo Montaner, las hazañas de los grandes ligas criollos, la carrera de Edgar Ramírez en Hollywood, de Grevis Vásquez en la NBA y, por supuesto, de Chino y Nacho.
Algunos miembros de mi familia partieron hace más de 10 años al Imperio. En la conquista de un nuevo espacio afianzaron sus costumbres. La nación, como un país portátil, va con ellos más allá del territorio. Entre esas pertenencias nacionalistas se encuentra un repertorio musical de nuestros más talentosos compatriotas. Tus canciones, Nacho, están entre esos gustos. Para mis hermanos menores, eres parte de ese orgullo que se consolidó en la distancia.
Mi sobrino de tres años, americano de nacimiento, tararea tu tema “Niña Bonita”con la gracia propia de esa etapa. Tu música ha sido el vehículo para que un padre exiliado le trasmite a su hijo parte de sus raíces.
La tarea ha sido inyectar en el alma parte de esas querencias a una nueva generación que no conoce el país. ¿Cuántos han dejado la patria queriéndola? Amar a Venezuela desde afuera, tremendo guayabo.
Tu éxito no se cuestiona. Personalmente, nunca me he sentido atraído hacia la música que interpretas. No obstante, has despertado mi aprecio con tus constantes manifestaciones solidarias y, recientemente, por tu posición frente al país.
Tu participación en la Asamblea Nacional me dejó claro varios mensajes. Mientras muchos reiteran que la juventud pertenece al futuro, de manera convincente el pasado 12 de febrero, resaltase el poder del presente.
La juventud es período de lo posible. Conquista con espíritu sus pasiones. Explora sin recelo las concepciones de la vida. No espera el momento adecuado, ni pide permiso. Actúa con libertad. Ese día te quitaste el grillete y lograste vencer al enemigo, el miedo. Estoy seguro, por lo que tú significas, que muchos tomaran ese ejemplo.
Hablaste de reconciliación, el gran drama de nuestra realidad social. Me uno con vehemencia a esa parte de tu declaración: ¿podremos superar lo que nos separa?, ¿reconoceremos nuestras fallas?, ¿asumiremos lo que nos toca o seguiremos responsabilizando al bando contrario?, ¿el cambio empezará por los demás? ¿trabajaremos unidos por el mismo motivo?
Ciertamente, se requieren cambios estructurales para recuperar la confianza en las instituciones pero la sociedad venezolana tiene un desafío mayor: Elevar su nivel de conciencia ciudadana. Como bien lo expresaste, la educación por encima de nuestra viveza.
Un verdadero artista no abandona sus raíces. No calla, ni mucho menos consiente las injusticias. Es modelo para inspirar, instruir. Con buenas acciones se ganan el respeto.
Recuerdo con especial agrado, la experiencia que nos compartía el personal de la aerolínea venezolana Santa Bárbara cuando viajaba en uno de sus trayectos. La aeromoza embelesada comentó sobre tu loable disposición hacia dos compatriotas en la ciudad de Panamá.
Una pareja debía cancelar 782 dólares por una penalización para regresar a Venezuela. Ninguno contaba con el dinero. Después de más de 36 horas deambulando por el aeropuerto se encontraron con tu buena fe. No solo accediste a ayudarlos sino que además tuviste el gesto de comprarles nuevos pasajes para su retorno a casa.
A los días, por las redes sociales, se conoció otro gran gesto de tu parte. Pasabas con tu vehículo frente a una recolección de dinero. Sin pensarlo dos veces te sumaste a la causa. El potazo era para costear los gastos del transplante del hígado que necesitaba la pequeña Sofía Calderón.
Sumo a estos eventos la cara de emoción de la señora Rosa Macías al recibir su casa reconstruida en Petare a nombre de tu fundación. Y hay más. El video y tus palabras a Yordano. El emotivo mensaje a los niños con cáncer. El tema musical que, a dúo con Víctor Muñoz, impulsaba sin miedo al cambio en el país.
Son hechos que te definen y te conceden el reconocimiento que has ganado. Que tu talento te siga impulsando para que muchos puedan encontrar en ti una mano. Que tu voz siga sonando, mientras más lejos llegue más fuerza le darás a quienes no la tienen.
La historia se escribe según la visión del autor. Está en ti seguir demostrando el calibre del buen venezolano. Fuerza y Fe. No estas solo estamos contigo.
DC | Caraota Digital