Cuando Italia vence a Francia por penales y se consagra como campeona del mundial 2006, recuerdo que entre los comentarios relacionados con la celebración y el júbilo de los italianos, el mítico comentarista Lazaro Candal, cortaba con quirúrgica precisión lo que se estaba conversando, para disparar una frase tan fría como una navaja, y tan inolvidable como lo increíble: “Italia por ser la nueva campeona del mundo, no solamente le toca ahora como reto clasificar al mundial que viene, sino también enfrentarse al rival más difícil de todos, y ese rival es ella misma”.
Con esta frase Candal hacía alusión de una manera tan sencilla como directa, las complicaciones que suele sufrir toda selección que se termina consagrando como campeona de un mundial. Y es que dichos equipos al levantar el trofeo se convierten automáticamente al rival a vencer, y al máximo favorito para la siguiente competición, transformando dicho favoritismo en una presión que siempre perjudica a los jugadores, por tener todos los focos sobre ellos.
Así mismo sufren el declive de muchas figuras importantes, lo que lleva al director técnico a tener que tomar la difícil decisión de tener que generar un cambio generacional, que de no efectuarse de forma delicada pude abrir cicatrices difíciles de cerrar, y que de no realizarse puede crear un cáncer dentro del equipo. Todo esto le ha pasado a España.
La selección ibérica ha sido la auténtica reina del fútbol mundial durante los últimos años, haciéndose con dos Eurocopas y un mundial, desplegando un juego que ha maravillado a propios y extraños, pero que a pesar de todo, parece estar llegando al inevitable ocaso en el que todo equipo, por más calidad que tenga, termina sufriendo.
La selección dirigida por Vicente del Bosque llegará al certamen sin haber encontrado un recambio de garantías para Xavi Hernandez, quien ha sido su piedra angular en los últimos años, pero que por exceso de respeto, han mantenido sin dudar un instante, aun cuando su nivel ha bajado considerablemente, y sus desaciertos puedan costarle algún partido, en un torneo donde el mínimo error te deja afuera.
A pesar del inmenso poderío que sigue presentando España, se ha notado en los últimos tiempos una falta de hambre propia de los equipos que han alcanzado la gloria, y que el mismo ambiente de siempre, la misma costumbre a ganar, a los mismos jugadores, la misma presión y el mismo director técnico, por lo general evita que desaparezca. Esta selección parece condenada a ser devorada por las inevitables consecuencias de sus propios éxitos.
Fortalezas: El famoso juego del “tiki taka” que tantos éxitos les ha dado, y que ejecutan de memoria. Así mismo, es la mejor selección línea por línea de todas las que participaran.
Debilidades: La falta de un plan alterno a su sistema de juego, haciéndolo débil y predecible ante rivales que presionen las líneas, y mantengan el orden posicional.
Luis Orozco/@DiarioContraste