El combinado nacional de Colombia tuvo su cenit futbolístico a principios de la década de los noventa, con una generación que parecía irrepetible por la calidad y cantidad de jugadores que ella conformaba, llegando algunos a jugar en los mejores equipos de Europa, y desplegando un juego, cuando se juntaban a jugar en la selección, tan delicioso como increíble. Todo ello enmarcado por una victoria imposible de olvidar: cinco a cero contra Argentina en el mismísimo Monumental de River Plate.
Con figuras como el “Pibe” Valderrama, el “tino” Asprilla, el “tren” Valencia, y René Higuita, la selección dirigida en aquel entonces por el maestro “pacho” Maturana , llegó a eternizarse en el imaginario colectivo, no solo por el hermoso juego que imprimían sus pupilos, sino también porque, para bien o para mal, resultaba ser un equipo pintoresco, genial, rebelde, y único.
El futbol sudamericano de la última década del siglo 20 tuvo en Colombia su imagen más representativa, con los peinados de Valderrama, Leonel Álvarez o René Higuita, las excentricidades de este último, y obviamente, su precioso juego de balón a ras de césped. Esto es así, independientemente de que no hayan podido materializar tanta grandeza en algún título, y si no me creen, me remito al más sencillo de los ejemplos: aquella Colombia de Italia 90 y USA 94 se recuerda mucho más que la Brasil campeona de este último mundial.
Si bien todo tiene su final, y a toda generación le toca sufrir el ocaso, aquella bellísima época del futbol cafetero murió de manera cruel y violenta con el conocido asesinato del jugador Andrés Escobar. Los tiempos que vinieron después, vieron a una selección colombiana que a pesar de seguir contando con grandes jugadores, nunca pudo acercarse a lo conseguido por sus antecesores, y nunca más clasifico a un mundial de futbol.
Todo ello hasta hace poco más de dos años, cuando una nueva generación que se venía viendo como la posible sucesora de aquella de los noventa, se consagró gracias a la mano del argentino José Pekerman, sabiendo hilvanar la innumerable cantidad de jugadorazos, dentro de un sistema de juego donde los más determinantes se sienten cómodos y pueden dar lo mejor de sí.
Con estrellas como James Rodriguez, Freddy Guarin, o Radamel Falcao (quien no asistirá a la cita mundialista), la escuadra cafetera clasificó al mundial sin ningún sobresalto, y con un fútbol que recuerda al que generó Pacho Maturana, pero con menos excentricidades. Lo cierto es que si no pasa nada raro, Colombia está llamada a ser la máxima candidata a convertirse en la sorpresa del mundial, gracias a sus individualidades, y a su juego difícil de contener. Aunque para ellos quizás el reto sea convertirse en la mejor selección colombiana de la historia.
Quién sabe si en un futuro se hablara de este equipo, como se habla ahora de aquel otro.
Fortalezas: Mucha capacidad goleadora en la delantera, y velocidad incesante por las bandas
Debilidades: Dupla central bastante lenta, y un arquero que no da garantías
Luis Orozco/@DiarioContraste