El Vicepresidente del Gobierno Nacional, Jorge Arreaza, aseguró este viernes durante su discurso de cierre del foro “Conjura mediática contra Venezuela”, que las diferentes protestas y noticias sobre los atropellos que han vivido los ciudadanos de Brasil por la polémica organización del mundial, forma parte de un plan de Estados Unidos para desacreditar a los países presuntamente antiimperialistas.
Arreaza manifestó al respecto, que la presidenta Dilma Rousseff “le está viendo los colmillos al drácula del imperialismo allí, para hacer fracasar los juegos solo porque se hacen en territorio de la Celac, en territorio de la Unasur, en territorio del Mercosur, en territorio antiimperialista”.
Lo cierto es que el país amazónico se ha visto inmerso en una serie de protestas en contra del mundial que se está realizando en su tierra, ya que en medio de una crisis económica que perjudica a los más desposeídos, el gobierno de Rousseff ha gastado millones de dólares en obras correspondientes a la competición, en detrimento de diferentes aéreas como la salud y la educación, que se encuentran en situaciones críticas.
Cabe destacar que según un sondeo de la reconocida consultora Pew Research, difundido a comienzos de este mes, el 60% de la población brasileña cree que organizar la Copa será «malo» para su país. El dato es coincidente con otro: el 72% se encuentra insatisfecho con el rumbo del Brasil.
Así mismo, se conoció el delicado caso de un periodista danés llamado Mikkel Keldorf, quien renuncio a cubrir el certamen mundialista luego de asegurar que se estarían asesinando a los niños pobres de las favelas, enmarcando su investigación a través de un documental titulado “El precio de la copa del mundo”.
Todo esto ha desembocado en una ola de manifestaciones en las que forman parte de ella, personas de todos los estratos sociales, desde la clase alta, la clase baja, las organizaciones sindicales, e incluso el Movimiento de los trabajadores sin techo (MTST), quienes han levantado su voz y se han hecho escuchar en todas las zonas de la región amazónica, llegando a poner en vilo la seguridad del torneo, y llevando a la presidenta Rousseff a tomar la decisión de no acudir al partido inaugural, para no tener que pasar una situación similar a la vivida en la Copa Confederaciones, en la que el público la defenestro con una estruendosa pitada.
Lo que parece incuestionable, es que la situación en Brasil recuerda mucho a otras ediciones de mundiales, en las que los habitantes del país sede manifestaban su disconformidad al certamen luego de sufrir consecuencias desfavorables, como producto de su organización. Sin embargo, el Vicepresidente Arreaza asegura sin ningún tipo de dudas y de pruebas, que todo se trata de una conspiración del imperio norteamericano, que nada ocurre en el país de la presidenta socialista Dilma Rouseff.
DC/Luis Orozco/@diariocontraste