Un equipo de investigadores de la Universidad de Sao Paulo (USP) ha descubierto una molécula que puede ser utilizada en el tratamiento del mal de Chagas y es menos tóxica y más eficiente que los medicamentos que existen actualmente, informó hoy esta institución.
Según la profesora Ivone Carvalho, investigadora de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de Riberao Preto, vinculada a la USP, la molécula mostró en las pruebas “una respuesta interesante”.
“No fue tóxica para la célula. Tuvo mayor efectividad matando el parásito que el propio fármaco actual“, destacó Carvalho.
Las investigaciones tuvieron como base el benznidazol, una de las dos sustancias usadas en este momento para combatir el Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad transmitida por el chinche o la vinchuca.
“El medicamento disponible actualmente presenta problemas de toxicidad, de ineficacia en la fase crónica y también de resistencia al tratamiento”, explicó la investigadora.
La molécula recién descubierta ya fue patentada por la Agencia USP de Innovación y comenzará a ser probada en ratones en la Facultad de Medicina de la USP con el objetivo de desarrollar una medicina que pueda tener menos efectos adversos que los tratamientos existentes y una mayor eficacia en la fase crónica de la enfermedad.
En la etapa inicial de la dolencia, el infectado puede presentar fiebre, malestar, inflamación de ganglios linfáticos, palidez, dolores musculares y dificultad para respirar, lo que puede motivar su confusión con otras enfermedades y dificultar el diagnóstico.
En caso de que el mal de Chagas no sea bien tratado desde los primeros síntomas, la dolencia puede convertirse en crónica, cuando el Trypanossoma se hospeda en los tejidos y afecta al corazón y al aparato digestivo.
La enfermedad de Chagas es endémica de América y, si bien aparecen casos en el sur de los Estados Unidos, se extiende fundamentalmente desde México hasta Argentina, donde presenta una mayor incidencia en las regiones rurales más pobres.
En la actualidad se calcula que entre siete y ocho millones de personas padecen esta dolencia, según la Organización Mundial de la Salud.
DC/EFE
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