La empresa Monómeros colombo-venezolanos, cuya sede principal se ubica en la ciudad colombiana de Barranquilla, ha visto como en los últimos meses se han originado una serie de renuncias entre sus altos funcionarios. Al parecer, esto ha ocurrido a partir de la llegada de algunos enviados del gobierno de Nicolás Maduro, con órdenes directas de usar recursos privados de la empresa para financiar personas y entidades cercanas al movimiento chavista en Colombia.
Entre los financiados por Monómeros se encontraría la senadora colombiana Piedad Córdoba, a quien se le giraron fuertes sumas de dinero desde el año pasado, para financiar sus actividades políticas y sus viajes en busca del acuerdo humanitario.
Los funcionarios que renunciaron a la empresa fueron su Gerente General, Héctor Rodelo, y el Gerente Corporativo Financiero, Gian Piero Celia, los cuales, siguiendo instrucciones, habrían tenido que girar dineros a favor de la senadora. De igual forma, los enviados oficialistas de Nicolás Maduro, habrían ejercido una fuerte presión a los funcionarios para que la empresa financiara a otras personas y entidades que servirían como punta de lanza de los movimientos afines al chavismo en Colombia.
A partir de dichas presiones renunciaron los directivos colombianos, los cuales fueron reemplazados en la presidencia de la Junta Directiva por Francisco Toro, un reconocido dirigente oficialista quien es el encargado de desarrollar los proyectos de la revolución petroquímica bolivariana en Latinoamerica, concretamente en Bolivia, Colombia, Ecuador y Nicaragua. Toro es también uno de los ideólogos del socialismo del siglo XXI, y participa como representante del gobierno de Maduro en reuniones por todo el continente.
Como gerente general fue nombrado Germán Paredes, un ex integrante del cuerpo de seguridad del presidente Chávez, quien presuntamente tiene más experiencia con asuntos de defensa personal que como empresario. Muchos dicen que no tiene ningún título que lo acredite como administrador, pero que es un funcionario obediente a las indicaciones político-financieras de Venezuela.
Cabe señalar que hace unos días se comentó también de que la empresa Monómeros intentó comprar, con asesoría de Piedad Córdoba, la Universidad Autónoma de Colombia, pero según lo que parece, estas negociaciones se truncaron por la intervención directa del gobierno colombiano.
En vista de que el gobierno de Maduro no establece controles estrictos sobre los movimientos de dinero para donaciones que hacen sus empresas establecidas más allá de las fronteras, estos gastos políticos en el extranjero, con recursos públicos, no son vigilados ni fiscalizados.
DC/Luis Orozco/@diariocontraste