La selección nigeriana derrotó hace pocos minutos a su similar de Bosnia un gol por cero, en el partido correspondiente a la segunda jornada del grupo F, donde los africanos fueron infinitamente superiores a los europeos.
Haciéndole honor a las mejores virtudes futbolísticas del continente negro, los nigerianos jugaron el mejor encuentro que se les recuerde en varios mundiales, al brindarnos un fútbol caracterizado por lo arrollador, y se colocan a un paso de clasificar a los octavos de final.
Bosnia por su parte, se ve matemáticamente fuera del mundial al haber caído en sus dos primeros partidos, y siendo víctimas de la inexperiencia en este tipo de de certámenes, en los cuales para logar la gloria no solamente se necesita de estrellas o de buen fútbol, sino también de la entereza para saber apaciguar la presión que este tipo de torneos produce.
Los primeros minutos del primer tiempo serán recordados por la increíble velocidad que imprimieron ambas selecciones, queriendo una destruir a la otra de manera irracional, disparando peligrosa y constantemente hacia la arquería rival desde cualquier parte del campo, en el primer espacio que encontraban.
Las oportunidades de gol se repartían de lado y lado, hasta que nuevamente la polémica arbitral aparecería, al eliminar un gol legítimo del delantero Edin Dzeko por un fuera de juego que nunca existió, mostrando las repeticiones lo claramente habilitado que se encontraba la figura del equipo europeo.
Este hecho enfureció a los bosnios y atacaron con mayor decisión, empezando a dominar el medio campo y retrasando a los nigerianos hacia su propia área. Sin embargo, sabrían zafarse de la momentánea superioridad de su rival, y conseguirían el gol al minuto 28, luego de que el delantero Emmanuel Emenike corriese con una velocidad endemoniada por la banda derecha, internarse en el área, y dejarle el balón a Peter Odemwingie para que este rematase por debajo del arquero Begovic. Bosnia bajaría la intensidad y lo que quedaba del primer tiempo transcurriría mansamente hasta el pitazo del árbitro.
La segunda parte Nigeria fue el amo y señor del partido, pasándole por encima a los europeos en los primeros minutos, por medio de un Emenike quien resulto ser una autentica pesadilla para la defensa europea al destrozarla cada vez que encaraba, con su velocidad y potencia física.
Estando imprecisos en la finalización, los africanos no pudieron aprovechar las diferentes oportunidades de gol que llegaron a tener, y tuvieron que pasar los últimos minutos encerrados en su área, para despejar todos los balones aéreos que lanzaban los bosnios en búsqueda de Dzeko, o de un milagro que parecía imposible.
Fue el goleador del Manchester City quien tuvo la oportunidad de empatar la contienda, luego de bajar un balón dentro del área, voltearse, y rematar con la izquierda, viendo en cámara lenta como la pelota era atajada con las piernas del arquero Vincent Enyama para luego chocar contra el poste.
El final del partido fue una algarabía para una Nigeria que se coloca a centímetros de la clasificación, y peleará por el primer lugar contra una Argentina que de no ser por su estrella Lionel Messi, estaría casi eliminada y fuese la verguenza del torneo.
Los bosnios por parte se quedan eliminados de su primer mundial al no contar con la suerte, viendo como perdían el primer partido en situaciones insólitas como el autogol, o siendo víctimas de los errores arbitrales como en este. Sin embargo no deben sentirse frustrados por lo acontecido, ya que al ser su primera vez en este tipo de certámenes, todo lo vivido es ganancia, y puede servirles para convertirse en una potencia a largo plazo. Tienen con qué.
DC/Luis Orozco/@diariocontraste/@luisfran1