La selección belga derrotó hace pocos minutos a su similar de Estados Unidos dos goles por uno, en el partido correspondiente a los octavos de final, en el que ambas escuadras nos regalaron el que ha sido probablemente el encuentro más emocionante de lo que va de mundial.
Con goles de Kevin De Bruyne y Romelu Lukaku, los europeos lograron clasificarse a los cuartos de final, gracias a la calidad técnica, la claridad táctica, y la potencia física, que esta tarde maximizaron para eliminar a una selección estadounidense que dio un ejemplo de garra y pundonor.
El partido comenzó con una jugada que se repetiría miles de veces: toqueteo belga, mano a mano contra Tim Howard, y el arquero norteamericano salvando a su equipo con una gran atajada. Y es que Bélgica logró por fin salir del letargo que parecía sufrir en los primeros partidos, en los que si bien se llevo la victoria, no desplegaban un futbol acorde a las figuras y las virtudes de las que son dueños.
Los primeros 45 minutos los “diablos rojos” dieron una cátedra de futbol asociado y veloz, generando una avalancha contra la defensa estadounidense, penetrando por las bandas y por el medio, finalizando cada una de sus jugadas, para que estas fuesen malogradas por la figura titánica de Howard.
La segunda parte sería la versión más intensa de lo vivido en la anterior, al pisar el acelerador los europeos para poner contra las cuerdas a unos norteamericanos que de no ser por la inmensidad de su arquero, podían haber encajado tantos goles que los resúmenes del partido hubiesen tenido que ser de treinta páginas como mínimo.
Sin embargo, a pesar de que los belgas generaban peligro y oportunidades cada minuto, el conjunto dirigido por Jurgen Klinsmann casi logra la victoria al tener la oportunidad más clara del partido a treinta segundos del final, que desaprovecharía el delantero Chris Wondolowski al mandar un manso balón a las nubes. De no haber sido por lo que mostró Howard, muchos se acordarían de Donovan.
El guardameta del Everton hizo un partido de los que marcan generación, de los que se verán sus frutos años más tarde, al ver como en las canteras del futbol estadounidense y mundial, los arqueros brillaran por encima del resto, gracias a la actuación de un moreno barbudo que en un partido de copa del mundo demostró tener nueve brazos a pesar de que solo le veían dos.
Las prorrogas no siempre son aburridas
El final del partido le daba la bienvenida a un tiempo suplementario que se antojaba aburrido, por el hecho de pensarse que Bélgica podía venirse abajo a partir del desespero de no poder marcar, y que Estados Unidos se derrumbaría físicamente por el esfuerzo realizado por tanto despliegue defensivo. Lo que no se esperaba era que ambos equipos callasen nuestras bocas al regalarnos la mejor prorroga que se recuerda en muchísimos años.
Esta comenzaba de manera vertiginosa al conseguir (por fin) los diablos rojos abrir el marcador, gracias a un gol de De Bruyne tras una gran jugada con Lukaku, disparando raso y al ángulo de un Tim Howard que veía como su esfuerzo y genialidad comenzaba a evaporarse con el balón durmiendo entre las redes.
Lejos de conformarse, Bélgica por si acaso, solo para asegurar, seguiría atacando violentamente a unos gringos que dieron muestra de su impresionante condición física, al correr cada balón como si fuera el primero, sin demostrar ningún signo de fatiga o cansancio. Su arquero como de costumbre, detuvo cada una de las oportunidades de su rival, sin embargo el segundo tanto lo conseguiría Lukaku tras una jugada con De Bruyne, donde el joven delantero ejecutaba un fuerte disparo al primer palo.
Si creíamos que Estados Unidos bajaría los brazos como lo haría cualquier otro equipo, estábamos equivocados, ya que los del norte de América manifestaron su orgullo y amor propio, al hacernos entender que los partidos se terminan solo cuando pita el árbitro. Fue así como empezaron atacar con todo a sus rivales, consiguiendo el descuento por medio de Julian Green a trece minutos del final para añadirle aún más drama a un partido excesivamente dramático.
Como las películas de Christopher Nolan, el partido dio un vuelco inesperado y de repente eran los norteamericanos los dueños absolutos, al empezar a generar claras oportunidades de gol al arco de un Thibout Courtois que demostraría por qué es uno de los mejores guardametas del mundo, al detener un disparo de Clint Dempsay que podía haber significado la igualdad en el marcador.
Desafortunadamente para el espectáculo, el árbitro fue el único villano al tener que pitar el final del partido, y cerrar el telón del que ha sido probablemente, el encuentro más cinematográfico del mundial.
Bélgica se enfrentará en cuartos de final, a una Argentina que sigue sin dejar buenas sensaciones, y que aun no le ha tocado enfrentarse a equipos de jerarquía. Estados Unidos por su parte, se va del mundial dejando una imagen de equipo grande, de equipo que para ganarle, tendrás que sudar sangre, sin importar lo bien que lo mucho que estés dominando.
Nosotros por otro lado, no sabremos qué hacer en estos dos días de descanso, del que está siendo el mejor mundial en la historia.
Luis Orozco/DC/@diariocontraste/@luisfran1