Colombia le dice adiós al mundial con orgullo y dignidad (crónica)
Un equipo que no se sabe si es europeo o sudamericano derroto a la selección colombiana, si, así como suena, y es que una Brasil desnaturalizada, que nada tiene que ver con la que conocemos, venció a los cafeteros dos goles por uno en el partido correspondiente a unos cuartos de final, donde los dirigidos por el gran José Pekerman dieron nuevamente una clase fútbol, de coraje, y de honor.
La salida al terreno de juego fue lo esperado: primero el himno de Colombia para darle paso después a un himno brasileño que cada partido es entonado con mayor pasión, tanto por los jugadores como por el público local. Esto fue lo único admirable de una canarinha que la tarde de hoy volvió a demostrar gran parte de las sensaciones generadas en los primeros partidos.
Y eso que el inicio del primer tiempo saldría a presionar la salida de los colombianos, hilvanando rápidas jugadas de ataque que por momentos nos hizo recordar al fútbol que Brasil ha desplegado toda su vida. Sin embargo no sería más que un espejismo que duraría 45 minutos, aún cuando consiguieron adelantarse al minuto siete, tras aprovechar su capitán Thiago Silva un córner cobrado por Neymar.
Lejos de amilanarse y esconderse, la selección colombiana fiel al brío que caracteriza a su país, respondería casi inmediatamente con un fuerte zurdazo de Juan Guillermo Cuadrado que se perdería por poco, haciéndoles saber a los brasileños con esta ocasión, que para eliminar a Colombia tendrían que sudar sangre.
Poco después, la canarinha querría lucirse ante su público y nuevamente generaría claras ocasiones, siendo el extremo Hulk el protagonista en ambas, al disparar violentamente con su pierna zurda , para convertir al arquero David Ospina en héroe una vez más.
Así terminaría una primera parte en la que Colombia era claramente superada por primera vez en el mundial, y en el que Brasil desplegó su mejor fútbol en lo que va de torneo, haciéndonos creer que la clásica verdeamarelha había vuelto. Qué equivocados estábamos.
La magia de James y la desnaturalización de Brasil
Si alguien pensó que la segunda mitad sería la confirmación de la canarinha, se devolvería decepcionado al ver que lo único que se confirmo, es que la mejor selección sudamericana de todos los tiempos, se desnaturalizó al punto en que ahora parece más una aburrida escuadra europea. Fue en medio de este triste hecho, donde aparecería el mejor jugador del mundial, James Rodríguez.
Con pases entre líneas, quiebres de cintura, y una rebeldía desbordada, Colombia se encomendó a la figura de su mejor jugador, para empezar a generar peligro a una Brasil que poco a poco empezaba a defenderse hasta quedar contra las cuerdas, salvados por su incuestionable solidez defensiva, y la imprecisión en las últimas jugadas de los cafeteros.
Los minutos discurrieron de esta forma hasta el minuto 68, cuando el central David Luiz marcaría uno de los mejores goles en lo que va de mundial, al cobrar magistralmente un tiro libre que se colaría con violencia y precisión, en el ángulo de la portería defendida por Ospina. No solo era un resultado injusto, sino que representaba el típico fútbol de equipo conservador, que se ampara de los balones parados para conseguir adelantarse.
Ese fue un golpe duro para Colombia, que a pesar de la adversidad siguió remando hacia adelante, buscando sin rendirse un gol de descuento que los volviese a meter en el partido. Y llegó.
Fue al minuto 77 cuando el árbitro español Velasco Carballo señaló penalti por una falta del arquero Julio Cesar al delantero Carlos Bacca, luego de una majestuosa jugada en la que James fue su director de orquesto, pasando el balón al delantero del Sevilla para que este regatease al guardameta y sufriera la falta. Como era de esperarse el nacido en Cúcuta asumió la responsabilidad, y transformó la pena máxima para devolverle las esperanzas a su país, convertirse al mismo tiempo en el máximo goleador en lo que va de mundial.
Sin embargo no sería suficiente, y al momento en que el árbitro señalo el final, se logró evidenciar el compromiso colombiano, al ver a sus jugadores desplomados sobre el césped, llorando de sufrimiento por no haber logrado agrandar la gesta que ya han conseguido.
Los brasileños de esta forma se clasifican a las semifinales en las que se enfrentaran a los alemanes, donde no podrán contar con Thiago Silva por acumulación de tarjetas, y donde tendrán que mejorar muchísimo su juego si desean llegar a la gran final.
Colombia por su parte se va a casa luego de consagrarse como la mejor generación de su historia, reemplazando la mítica era dorada de los Pibe Valderrama, Tino Asprilla, o René Higuita. Las lágrimas de James Rodríguez conmovían los corazones del mundo, y se ganaba el respeto de propios y extraños, enmarcándolo como un jugador que más del cómo sea su futuro, será recordado toda la vida por la magia que nos regalo en este certamen mundialista.
La eliminación de los cafeteros es una mala noticia para el mundial, por quedarse sin el equipo que mejor jugó el fútbol, y sin el jugador que más ha deleitado.
¡Los veremos nuevamente en Rusia!
Luis Orozco/DC/@luisfran1/@diariocontraste